La semana pasada fue desgarrador ver la larga fila de caleños, en su mayoría adultos mayores, esperando por medicamentos afuera de la sede de Disfarma en la Avenida Las Américas en Cali. Sin embargo, lo más triste es leer en X la respuesta y explicaciones de miembros del Gobierno Nacional sobre esta grave situación.
Como ya había escrito en esta columna, sin reforma a la salud, el gobierno Petro ya cambió para siempre el sistema de salud de nuestro país que, imperfecto y con los graves problemas financieros que presentaba, hacía que tuviéramos un muy bajo gasto de bolsillo. Mientras en nuestro país el gasto era del 15 %, el promedio en países de la Ocde es del 20 % y en el resto del mundo del 33,2 %.
Cada vez son más frecuentes las quejas por el aumento de este gasto en salud, que sabremos de cuánto fue de forma cuantitativa en la próxima Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares (Enph) a cargo del Dane. También debemos decir que con el sistema anterior a buena parte de la población se le garantizaba el acceso a la atención de salud (con excepción de los sitios más remotos, en donde se debió enfocar la reforma a la salud).
Esto sin duda ha cambiado, el Gobierno Nacional ha intervenido ocho EPS de las 21 que hay en el país y ahora el Estado es el responsable de la salud del 65 % colombianos, teniendo en cuenta el número de afiliados que concentran las EPS intervenidas.
Desde el 2024, con el inicio de las intervenciones, los Pqrd han aumentado en un 20 % y las tutelas para acceder a medicamentos, insumos o servicios PBS un 50 %.
Así mismo, para solo hablar del Valle del Cauca, tanto hospitales públicos como privados han cerrado atención en servicios de ginecoobstetricia como en la Clínica Farallones en Cali y los servicios materno-infantiles en la Clínica Palmira (en todo el país se han cerrado más de 22 servicios de pediatría). Lo anterior justificado en que los presupuestos máximos no han sido pagados y la UPC no se ha recalculado, a pesar de un fallo de la Corte Suprema.
Adicionalmente, aunque hay poca información pública, ya se está implementando uno de los pilotos de la reforma a la salud que es el nuevo Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio, Fomag, que ha dejado bastantes insatisfacciones entre los maestros.
Sostener que nada de esto es responsabilidad del Gobierno y que hay un entramado para perjudicarlo realmente es poco creíble, sobre todo cuando han salido a la luz pública los problemas de corrupción de los interventores que, por cierto, han tenido una movilidad importante.
La salud de los colombianos debe estar primero y los colombianos no podemos caer en engaños. Sobre todo, no debemos caer en la narrativa promovida de ProEPS o AntiEPS que solo nos divide y poco hace en la búsqueda de las soluciones.
Es claro que la salud perfecta y para todos que se ha prometido está lejos de llegar y mientras se sigue insistiendo en culpar a otros, a los colombianos se les deteriora su salud. Requerimos que el Gobierno Nacional asuma las consecuencias de sus decisiones y ojalá, con menos discursos y más acciones, al menos inyecte al sistema los recursos necesarios que requiere.
Tomado de elpais.com
Cuando se piensa en alcanzar el desarrollo en cualquier territorio, sin duda, se debe tener en cuenta la salud de sus habitantes como variable fundamental. Una población enferma no solo aumenta las muertes -seguramente en muchos casos prevenibles- sino que genera altos costos económicos y sociales.
Por esto desde ProPacífico venimos trabajando desde hace ocho años en mejorar la gestión del riesgo y la navegabilidad de las personas en el sistema de salud, especialmente en lo que tiene que ver con enfermedades crónicas como el cáncer, frente en el que hemos adelantado acciones en alianza con City Cancer Challenge. Así mismo, hemos trabajado en el acceso efectivo al sistema con programas como Hospital Padrino en alianza con la Fundación Valle del Lili.
Los dos programas vienen transformando vidas en la región. En el primero se mejoró un 20 % el diagnóstico oportuno de las mujeres con cáncer de seno en el último año, lo que a su vez significa más probabilidades de supervivencia a la enfermedad; mientras que Hospital Padrino se ha convertido en un modelo nacional para la disminución de la mortalidad materna, gracias a la formación del talento humano en salud y la telemedicina, dos componentes que han contribuido a disminuir consistentemente este indicador en la región.
En América Latina, las enfermedades crónicas representan más del 70 % de las muertes, lo que afecta la competitividad de los países al aumentar el gasto en salud y reducir la fuerza laboral activa. En Colombia, la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles le cuesta al país más del 2 % del PIB cada año, lo que evidencia que invertir en salud es también una estrategia clave para el desarrollo económico y social sostenible.
Lo anterior no se alcanza sin un trabajo colectivo contundente. Desde ProPacífico estamos convencidos de que en la salud, como en los demás componentes del desarrollo, el trabajo colectivo es determinante. Precisamente los logros que hemos tenido en la lucha contra el cáncer y la mortalidad materna en la región se han dado gracias a la capacidad que se ha tenido de sentar en la mesa a los diferentes actores del sistema en entornos de confianza, con información transparente para todos y siempre con el propósito de encontrar objetivos comunes.
En un momento de tanta dificultad para el sistema de salud colombiano, es clave alzar la voz para evidenciar que sí se pueden dar resultados en salud sin hacer los cambios estructurales propuestos, que tristemente más que un cambio de modelo parece una ‘venganza’ contra unos actores del sistema.
Lamentablemente en materia de salud el panorama no es alentador y lo más grave está por venir. La desfinanciación del sector cada día es más evidente, sumado a que ya era un sistema con problemas de sostenibilidad. Recientemente, la Corte Suprema instó al Ministerio de Salud a ponerse al día con el pago de los presupuestos máximos y a recalcular el insuficiente valor de la UPC, pero no vemos al Gobierno tomando acciones. Todos los días oímos noticias del cierre de servicios o de hospitales por la falta de pago de las EPS, hoy en su mayoría administradas por el Estado.
Lo que es un hecho es que la salud de los colombianos se está deteriorando y todos los días será peor. En los días venideros no solo sumaremos muertos, sino que el bienestar y la productividad se verán seriamente perjudicados. Ojalá el Gobierno Nacional y el Congreso actúen con responsabilidad y tomen acciones para parar esto.
Tomado de elpais.com
El Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer, nos da la oportunidad de reflexionar sobre los retos y avances en la atención de esta enfermedad en Cali, ciudad que -a pesar de las adversidades- continúa luchando por fortalecer su sistema de salud. La intervención gubernamental en las EPS ha expuesto aún más las fallas estructurales del sistema, como el aumento de quejas, la insuficiencia de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) para cubrir tratamientos y los retrasos en los pagos a los prestadores de servicios. Mientras que la Corte Constitucional, al declarar un “incumplimiento general” en el pago de los presupuestos máximos, subraya la urgencia de corregir las deficiencias que afectan gravemente la atención de enfermedades costosas como el cáncer.
En medio de este panorama, Cali ha demostrado que la innovación y el trabajo colaborativo pueden marcar la diferencia. Gracias a alianzas estratégicas entre empresas como Siemens, organismos internacionales como el Banco Mundial, fundaciones como ProPacífico, City Cancer Challenge y las secretarías de Salud de Cali y del Valle del Cauca, se está implementado el proyecto Breast Cancer Diagnostics Coordination, un ejemplo de resiliencia y esperanza.
Este proyecto pionero y único en Colombia, busca reducir el tiempo de diagnóstico para mujeres con sospecha de cáncer de mama, un paso clave para aumentar la sobrevida. Antes, solo el 53% de las pacientes con una mamografía o ecografía sugerente de cáncer accedía a una biopsia confirmatoria en menos de 30 días. Ahora, tras integrar datos de aseguradoras y prestadores en una base centralizada y gestionar el riesgo de manera individual y colectiva, esa cifra ha ascendido al 73%. En el último año, más de 400 mujeres que estaban fuera de la ruta o enfrentaban retrasos críticos han sido ‘rescatadas’, evitando así diagnósticos tardíos y pronósticos desalentadores.
El impacto no se limita a Cali. La estrategia se ha extendido a once municipios del Valle del Cauca y se perfila como un modelo replicable para enfermedades como el cáncer de cuello uterino, VIH y enfermedades crónicas. Este enfoque no solo mejora la detección temprana, sino que redefine la manera en que un sistema de salud, hoy fragmentado y muy golpeado, puede coordinarse para brindar atención eficiente y oportuna.
Es así como confirmamos que la lucha contra el cáncer no depende únicamente de tratamientos médicos, sino de sistemas sólidos, alianzas estratégicas y la capacidad de responder con innovación ante los desafíos. Cali le está demostrando al país y por qué no al mundo que con compromiso y colaboración es posible transformar realidades y brindar esperanza a quienes más lo necesitan.
El camino aún es largo, pero cada paso hacia un sistema de salud más inclusivo y eficiente nos acerca a un futuro en el que el cáncer deje de ser una condena y se convierta en una batalla que podemos ganar juntos.
Por: Daniel Humberto Echeverri, director Proyecto Salud de ProPacífico
Tomada de: El País.