Puedo parecer ‘disco rayado’, pero nuevamente debo escribir sobre el MÍO. Contar con una movilidad urbana sostenible nos permite a los ciudadanos tener una ciudad con mejor calidad de vida. A los que montan en el sistema y a los que no.
El MÍO nos debe preocupar a todos, porque si este no funciona, todos los ciudadanos perdemos. Por la contaminación, por el desorden que vivimos actualmente, por los tiempos de desplazamiento de quienes nos movemos en la ciudad. Por esto, tanto para usuarios como para no usuarios, es necesario contar con un sistema de transporte público de calidad que llegue a todos los sectores, que sea puntual, cómodo y sea seguro.
Recientemente, la Alcaldía socializó una serie de estrategias para implementar un Sistema Inteligente e Integrado de Transporte Público, que se financiaría con los $ 1,3 billones aprobados por el Concejo con cargo a la sobretasa de la gasolina. Lo anterior sustentado en la consultoría realizada por la firma Transconsult. Al respecto, surgen muchas inquietudes cuando la alcaldía y MetroCali han tratado de llevar las recomendaciones de la consultora a la práctica.
Preocupa profundamente que faltando solo cuatro meses para finalizar esta administración se pretenda invertir cerca de $383 mil millones, sin que se sustente de manera precisa cómo estas inversiones van a mejorar los costos de operación, la calidad del servicio al usuario y el aumento de pasajeros.
En particular, no se ha sustentado por qué se prioriza la compra de flota de buses y no otras estrategias que pueden tener efectos más inmediatos sobre la sostenibilidad del MÍO y la oferta de transporte al ciudadano, tales como la recuperación de flota existente para aumentar frecuencias, evitar la invasión de carriles del MÍO, controlar los colados en el sistema, entre otros. Pero además, no es claro quién operaría estos buses: ¿Los concesionarios privados actuales? ¿Un nuevo operador privado? O, ¿se creará un nuevo operador público? Cualquier escenario de estos implica un riguroso proceso de estructuración que aún no se conoce.
Por otro lado, si bien es fundamental apostarle a la integración entre el MÍO y otros componentes del transporte para mejorar la accesibilidad de los ciudadanos, todavía no se entiende cómo se hará esto y cómo el MÍO seguirá siendo eje principal de la movilidad local. Hacerle mantenimiento a los carriles mixtos de la Simón Bolívar es bueno; sin embargo, ¿por qué priorizar esto y no el tramo III de la troncal oriental? O, ¿por qué no hacer las dos cosas?
Finalmente, no se entiende cómo en esta coyuntura se pretende modificar el Convenio de Vías entre Metrocali y la Alcaldía de Cali. Dentro de esta modificación se pretende disminuir la relevancia del MÍO, renunciando a elevar su oferta de transporte, al ajustar la programación de la operación del MÍO de acuerdo a lo que la Alcaldía disponga en el presupuesto para el Fondo de Estabilización FESDE. Obligar a Metrocali a ajustar la programación de la operación del MÍO de acuerdo al recaudo, es minimizar al masivo a su mínimo expresión y no brindarle un servicio de calidad a los ciudadanos.
Preocupación es la única palabra que tengo frente a este tema. Invito a todos los caleños a que no perdamos de vista la gravedad de este asunto. Sin MÍO no habrá Tren de Cercanías (que estamos ad portas de entregarlo para viabilidad técnica al Ministerio de Transporte) y sobre todo, sin MÍO no habrá calidad de vida para los caleños.
*Tomado de elpais.com.co
La semana pasada a través de las redes sociales manifesté mi opinión sobre el decreto expedido por el alcalde modificando el Plan Integrado de Movilidad Urbana, Pimu. Mi preocupación tiene que ver con la eliminación de la exclusividad del MÍO dentro de la oferta de transporte de la ciudad, hecho que en mi opinión tiene como consecuencia que este pierda relevancia y deje de ser el eje estructurante del sistema integrado que se pretende implementar.
Las reacciones no se hicieron esperar. Por un lado, la administración y Metrocali afirmaron que no era cierto que este decreto implicará que el MÍO dejará de ser eje estructurante del sistema. Así mismo, señalaron que como el sistema actual no lograba absorber la demanda, era necesaria la integración con otras modalidades y, por lo tanto, esto implicaba la eliminación de la exclusividad. Esto es parcialmente cierto, ya que efectivamente es una buena decisión encaminarnos a un sistema integrado -como lo dijimos en las discusiones del acuerdo 180, hoy 0563 del Concejo-siempre y cuando el MÍO sea el eje principal de esta integración, de manera que los otros modos de transporte entren a alimentar o complementar su oferta, pero nunca a competir con el masivo.
El decreto expedido tal y como está escrito no dice nada explícito sobre lo anterior y aunque puede implicar lo señalado, puede así mismo significar un debilitamiento rotundo del MÍO si se permite que el colectivo entre en rutas que hoy son exclusivas para el masivo. Es importante esta exclusividad ya que el MÍO, en sus mejores condiciones, es mucho más eficiente para el sistema, los usuarios y para la ciudad, dado que su flota permite transportar un mayor número de pasajeros por cada vehículo, lo que se traduce en menor congestión, accidentalidad y contaminación.
Por otro lado, los usuarios tuvieron diversas reacciones. Algunos piensan que opinar que el MÍO no debe ser debilitado es considerar que el sistema actual no tiene ningún problema. Otros ven la entrada del colectivo como una salida a las ineficiencias actuales del masivo. “No más espera”, “llegar a tiempo a mi trabajo”, fueron algunas de las opiniones ciudadanas.
El MÍO tiene muchos problemas, pero la forma de solucionarlos no es implementando medidas que deterioren su oferta. Por el contrario, se necesitan más buses, más rutas, mayores frecuencias, terminar las troncales, control de la piratería, lo cual, en integración con otras modalidades complementen el servicio que los caleños necesitamos. No estamos en una elección entre el MÍO o el colectivo. Para lograr una mejor movilidad debemos tener los dos, integrados y fortalecidos.
Antes de pensar en integraciones o compra de buses, se debe asegurar que el sistema tenga el flujo de recursos necesarios para su operación, además de tratar los temas de seguridad y piratería que tanto lo afectan. El manejo de recursos no puede ser una pelea entre operadores y administración. Los recursos no son para los operadores, son para el sistema, son para que los usuarios afectados por la falta de frecuencias y calidad de los buses tengan un servicio de calidad.
Este tema tiene muchas pasiones y posiciones radicales, así mismo tiene muchas aristas para una solución comprensiva. Debemos ponernos todos del mismo lado. Del lado de Cali y de sus ciudadanos que somos todos -usemos o no el sistema-. Los efectos de lo que se haga hoy con el masivo trascienden a la administración actual y se verán por muchos años. Por esto, es importante que se conozca la estrategia de sostenibilidad y sus acciones. No sólo con los recursos del acuerdo sino con las medidas que se tomaran en el marco del mismo. Cada una de ellas podrá tener efectos posiblemente irreversibles y los caleños debemos conocerlos, comentarlos y discutir las decisiones.
*Tomado de elpais.com.co
La semana pasada el Concejo de Cali aprobó el Acuerdo 180 para el fortalecimiento del Sistema de Transporte Masivo - MÍO. Este acuerdo además de pignorar $1,3 billones de la sobretasa a la gasolina hasta el año 2045, estipula que habrá un sistema integrado de transporte. En principio estas son medidas que pueden ser pertinentes para lograr su sostenibilidad y mejorar la calidad del servicio. Sin embargo, el debate alrededor de este proyecto no fue fácil, y hoy hay varios sectores preocupados e inconformes.
Está claro que el MÍO como fue planteado en sus inicios, tuvo errores graves, por los cuales, por ejemplo, nunca se alcanzaron los casi 900 mil pasajeros proyectados. Poco a poco el sistema se ha ido degradando hasta llegar a su situación actual, reducido a su mínima expresión, prestando un regular servicio y con una ciudadanía que, en gran parte, no lo quiere.
La sostenibilidad siempre ha sido un problema: inicialmente se asumió como política pública nacional que los sistemas de transporte masivos tipo BRT debían ser autosostenibles. Después se entendió que la tarifa al usuario –lo que paga un ciudadano- nunca se ha acercado a la tarifa técnica - lo que cuesta al sistema moverlo-. Solo hace cuatro años se reconoció que esto era imposible, por lo que el apoyo del Gobierno Nacional y los gobiernos locales se hizo necesario.
Para compensar esa diferencia, en Cali se creó el Fesde y cada año las administraciones le han puesto recursos. Sin embargo, la pandemia y el estallido social presionaron la necesidad de caja y la administración, a pesar de los esfuerzos, no ha logrado darle al MÍO el flujo de recursos que necesita para tener más buses en circulación y disminuir tiempos de espera. Por esto, inyectarle nuevos recursos, es una buena idea en la medida en que las inversiones se enfoquen en optimizar los costos de operación y los procesos de recaudo y control.
Pero ¿cómo se van a invertir estos recursos? La desconfianza en la actual administración hizo que muchos creyeran que habilitar esta posibilidad en este momento no era conveniente. Otros consideraban que el MÍO no aguantaba sin estas decisiones urgentes. Hay que resaltar que el Concejo incluyó modificaciones que dieron algo de claridad.
Personalmente, me hubiera gustado tener detalles más precisos, pues sería catastrófico gastar los recursos en la compra de buses y la contratación de un sistema de integración y recaudo, sin que esto disminuya efectivamente la tarifa técnica, y sin que se enmarque en un plan real de sostenibilidad a largo plazo.
Es un hecho: hoy el MÍO requiere ser subsidiado y debe integrarse con medios de transporte existentes y futuros para mejorar la oferta al ciudadano. Hace unas semanas la firma Transconsult, contratada por el Distrito, presentó un estudio en el que se plantea un sistema integrado, con el ciudadano como eje central, en el cual el colectivo y la guala se integran al MÍO. Esto requiere de un mejor sistema de recaudo e información, pero también, un mejor control de la ilegalidad, mayor seguridad en estaciones y la exigencia del cumplimiento de las normas de tránsito.
Es primordial que esta integración tenga al sistema de transporte masivo actual, y después al tren de cercanías, como eje estructurante de la movilidad de Cali. Hacer que el colectivo o la guala compita contra el MÍO sería un grave error. Lo que pasó la semana pasada fue un primer paso. Lo que queda es trabajar y que los caleños hagamos seguimiento. A la administración le quedan 10 meses y este plan de recuperación requiere muchos años más. Tenemos que estar atentos a lo que se contrate este año y a que el siguiente alcalde o alcaldesa se comprometan con la sostenibilidad definitiva del MÍO.
*Tomado de elpais.com.co