Es incontrovertible que por algunos años en Colombia alcanzamos a tener algo de seguridad, se redujeron de manera significativa los homicidios, las masacres, los hurtos y los secuestros. Tuvimos elecciones con mayor libertad y sin amenazas de los violentos, dado que el Estado llegó a tener (como es debido) el control de casi todo el territorio. Lo anterior, sin desconocer que esta haya sido la realidad de todas las personas y comunidades, y que el conflicto se mantuvo en algunos puntos del país.

Sin embargo, esta realidad se fue deteriorando por alcanzar una paz que nunca llegó. Y tristemente el narcotráfico -que nunca se ha ido- aún es la principal causa de la violencia de nuestro país. Hoy en día este flagelo se alterna con otras economías ilegales como la minería ilegal, el secuestro y el contrabando, siendo la fuente jugosa para los múltiples grupos armados que operan en nuestro país.

Nuevamente, la violencia se siente tanto en el campo como en las ciudades. Hemos visto en regiones como el Catatumbo o el Suroccidente el avance del control territorial de diferentes grupos armados al margen de la ley, hostigamientos, pueblos controlados por estos grupos y ofensivas terroristas como las de la semana pasada, son la mayor muestra de este fenómeno.

En lo urbano, el microtráfico está enquistado en los barrios y usa a los jóvenes más vulnerables para sus fines; además, la muerte de líderes sociales no ha parado. Tristemente hace una semana larga tuvimos que volver a ver las imágenes que creímos nunca presenciar de nuevo: el atentado contra un líder político y precandidato presidencial.

En la historia, la paz y la seguridad siempre han sido relacionadas con ideologías políticas particulares. Sin embargo, ambas son necesidades y sobre todo derechos fundamentales de todos los colombianos, sin importar la ideología. Las víctimas de la violencia en Colombia han provenido de todos los sectores de la sociedad, sin importar sus diferencias socioeconómicas.

Por esto, darnos seguridad para poder vivir en paz es una obligación de todos los mandatarios, independientemente de su ideología política. Por el tamaño que adquirió el problema debemos avanzar en varios caminos a la vez: necesitamos unas Fuerzas Armadas robustecidas, evitando que se siga perdiendo el control del territorio y que crezcan los grupos al margen de la ley; necesitamos también el fortalecimiento de la justicia para que pueda investigar y procesar las organizaciones criminales; pero mientras esto se hace con intensidad, debemos enfrentar con urgencia y eficiencia las causas más profundas de la violencia mejorando la educación, la salud, la generación de oportunidades para los más vulnerables y los demás efectos sociales que se requieren para tener una mejor sociedad para todos.

Exigir más seguridad no es desear una guerra eterna, como algunos afirman, vivir seguros es una necesidad fundamental, por esto debemos estar unidos sobre este llamado a los gobiernos y líderes políticos. A pesar de lo grave de las últimas semanas no podemos perder la esperanza, Colombia puede alcanzar la paz si hacemos las cosas bien y exigimos seguridad y paz para todos, es nuestro derecho ¡No más violencia!

Tomado de elpais.com

Reconozco que los días previos al paro del 28 y 29 de mayo alcancé a sentir angustia. Lo que se oía no era alentador. Mientras algunos estaban muy indignados por la decisión del Congreso de la República de no avanzar con la consulta popular, otros se mostraban muy preocupados por la posibilidad de una reforma laboral (que en ese momento tenía una segunda vida), debido a los efectos que causaría, sobre todo, en los negocios pequeños. También escuchaba a otras personas que contaban cómo se estaban programando para los bloqueos y esperaban que tuviéramos nuevamente un estallido social, mientras otros decían que estaban listos para salir a defenderse si había bloqueos o desmanes.

Aunque el panorama no era alentador y el ambiente estaba enrarecido, para mí fue muy potente la sensación que tuve al hablar en los días previos al paro con líderes sociales con los que venimos trabajando desde Compromiso Valle. Algunos iban a salir a las marchas ya que consideraban que el Congreso debía dejar consultar a la ciudadanía. Sin embargo, tenían claro que estos días no podían convertirse en bloqueos, desorden, ni destrucción. Otros simplemente no consideraban sumarse debido a que pensaban que ese ya no es el camino.

Rápidamente concluimos lo que hemos sabido siempre en esta iniciativa de impacto colectivo: no debemos pensar igual para dialogar y sobre todo accionar. Estos cuatro años de Compromiso Valle demuestran cómo trabajando juntos podemos alcanzar grandes cosas. Solo para recordar algunos logros: 77 mil participantes, casi 4 mil empleos y casi 10 mil emprendimientos formados. Más de $ 200 millones generados gracias a las conexiones comerciales entre emprendedores y empresarios. Cifras que se han logrado con dedicación y tiempo, pero sobre todo gracias a los recursos de más de 750 empresas que han aportado más de $ 140 mil millones.

Fue muy importante el mensaje de calma enviado desde todos los frentes, el sector privado, líderes sociales y las autoridades, así como el llamado a que quienes se manifestaran lo hicieran de forma pacífica, combinado con el compromiso de los mandatarios a respetar la protesta social y a asegurar que no se permitirían violaciones a los derechos humanos de los manifestantes, ni a los derechos de los demás ciudadanos que se mantuvieron al margen.

¡Creo que, sin duda, en esa jornada todos ganamos! También ganó la democracia mostrando que el camino que siempre debemos seguir es el de las instituciones. Así mismo, se demostró que el derecho a la protesta se puede ejercer respetando los derechos de los demás. Ahora el gran reto es no seguir a la merced de quienes quieren generar miedo y odio cada cierto tiempo. Los cambios en una democracia se dan en el debate abierto y democrático, oyendo los diferentes puntos de vista y llegando a consensos, en los que no siempre se logra todo lo que se quiere, pero es un avance.

Respecto a la reforma laboral, debo insistir en que no se ha discutido con suficiente fuerza que la propuesta en curso se enfoca solo en los empleados actuales, sin tener en cuenta el daño a las empresas pequeñas, las que generan desde dos o más empleos. Tampoco contempla alternativas para quienes viven en el rebusque diario, en la economía ‘popular’ o informal, para quienes el trabajo por horas, pero cotizando a salud y pensión, puede ser una gran salida. Desde Compromiso Valle podemos decir con orgullo que hemos sacado a varios de ellos de esa situación para llevarlos a la formalidad. Ojalá este sea el debate público más importante en las semanas venideras.

Tomado de elpais.com

Lo sucedido este fin de semana entre el presidente Gustavo Petro y la gobernadora Dilian Francisca Toro debe llevarnos a una reflexión profunda como ciudadanos: ninguna diferencia en el Congreso de la República puede justificar retaliaciones presupuestales contra el Valle del Cauca ni ningún departamento. Es completamente desafortunado que el primer mandatario y sus ministros afirmen públicamente que se debe “castigar” a todo un departamento por la actuación legítima de sus congresistas. Por esto, la sola idea de posibles efectos negativos al Valle del Cauca por una supuesta ‘traición’ debe ser rechazada por todos, incluidos los parlamentarios afines a este Gobierno.

Una de las cosas que más me hace sentir orgullosa de nuestra región, así mucha gente no lo sienta, es el trabajo articulado entre el Bloque Parlamentario del Valle, la Gobernación, las alcaldías, los gremios, las Cámaras de Comercio y ProPacífico para que proyectos estratégicos y asuntos de relevancia para los vallecaucanos sean priorizados por los gobiernos nacionales.

Como región debemos entender que estos proyectos no tienen partido político y que a lo largo de los años han sido legitimados por todas las vertientes políticas, ya que su beneficio es para todos los vallecaucanos y, en muchos casos, para toda Colombia. Por esto, nuestra posición debe ser una: apoyar y seguir impulsando su avance y el de los futuros.

Es importante afirmar que algunos de estos proyectos han avanzado con este Gobierno, como el de la vía Buga-Buenaventura, para el que se firmó el contrato de concesión en el 2022 y en el 2024 inició la construcción de los 35 km faltantes en doble calzada. También, la construcción de la Malla Vial del Valle, que a la fecha presenta una ejecución del 31,34 % y la COP16 que fue entregada por este Gobierno a Cali y al Valle del Cauca.

Sin embargo, varios no han avanzado, por el contrario, se han retrasado como la adjudicación de la nueva concesión del Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, el dragado de profundización del puerto de Buenaventura, Mulaló-Loboguerrero y los proyectos orientados a garantizar la continuidad del servicio de agua potable para Buenaventura (demoras no solo endilgables a este Gobierno). También, estamos esperando la cofinanciación para abrir la licitación del Tren de Cercanías, un proyecto que traerá inmensos beneficios, como la reducción de emisiones, disminución de tiempos de viaje y la generación de más de 10.000 empleos. Asimismo, proyectos como Jóvenes en Paz han tenido demoras, incumplimientos y muchas quejas de los beneficiarios tanto en Cali como en Buenaventura.

Finalmente, debemos llamar a la calma, a la unidad y la escucha en el debate sobre las reformas sociales que quiere impulsar el Gobierno Nacional. En relación con la reforma laboral y la consulta popular, el debate público se redujo a uno binario como si los asuntos fueran así de sencillos. Nadie se opone a mejorar las condiciones para los empleados. Sin embargo, no podemos perder de vista que estas condiciones tienen una relación directa con la viabilidad de los negocios, sobre todo de los más pequeños, lo que nos obliga a tener mejores y más discusiones sobre las implicaciones, con una mirada amplia sobre el bienestar de todos. Adicionalmente, esta discusión se debe abrir para quienes están en el rebusque o la informalidad, que son el reflejo de la falta de oportunidades y de la real pobreza de este país.

Invito a todos los vallecaucanos a que pensemos en lo nuestro y a propender por discusiones más serenas para llegar a los mejores resultados en beneficio de todos los ciudadanos.

Tomado de elpais.com

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