Después de días de debates intensos el Congreso de la República aprobó el Plan Nacional de Desarrollo -PND-. Al revisar el texto aprobado se puede decir que al Valle del Cauca le fue bien en materia de proyectos estratégicos. El tren de cercanías, la vía Mulaló-Loboguerrero, la concesión del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón -que incluye obras para el aeropuerto de Buenaventura-, la profundización del Dragado del puerto, las vías del Samán en el norte del Valle, entre otros proyectos quedaron incluidos en el texto final aprobado.

Ahora sigue el trabajo más fuerte: seguir empujando para que estos proyectos se estructuren o finalicen su estructuración, tengan los espacios fiscales y que queden incluidos en los presupuestos anuales. Tarea no menor, ya que buena parte de los proyectos de todas las regiones fueron incluidos en el plan y los recursos disponibles son limitados. Por esto, el trabajo articulado y colaborativo que debemos seguir haciendo con el Bloque Parlamentario, la Gobernación del Valle del Cauca, las alcaldías, los gremios y ProPacífico será determinante para los siguientes pasos.

Debemos cerrar filas para que todos estos proyectos avancen y sean una realidad. Actualmente el Valle del Cauca tiene varios proyectos avanzados en sus etapas de estructuración, esto nos pone en un escenario muy distinto al de cuatrienios anteriores, lo que nos permitirá asegurar recursos para ejecución y puesta en marcha de varias de estas prioridades en los próximos tres años.

En materia de calidad educativa se identifican avances significativos para la medición y mejora del desempeño académico. En particular, quedó incluida la implementación de la evaluación de calidad en los diferentes niveles de la trayectoria educativa comprendiendo preescolar, básica primaria y secundaria, educación media y superior. Adicionalmente, es muy positivo que se haya incluido también la evaluación de competencias y habilidades socioemocionales. Esto sin duda, tendrá un impacto significativo en la formación integral de los estudiantes.

En el tema de jóvenes hay una agenda importante en términos de formación, empleabilidad y emprendimiento, además de la creación del fondo para la superación de brechas de desigualdad poblacional e inequidad territorial que incluye el fomento de oportunidades para la juventud y la renta ciudadana. Todas estas buenas políticas siempre y cuando se ejecuten pensando en la construcción de proyectos de vida para los jóvenes y los más vulnerables, y no como meras medidas asistencialistas o con fines politiqueros.

En general, queda la duda de cómo se van a operativizar muchas de las cosas que se plantean en el plan. Definidamente preocupa la puerta que se abre para que el Estado pueda contratar con las juntas administradoras u organizaciones de la economía popular. No porque esto sea malo en sí mismo, sino por el riesgo de corrupción que puede generarse. ¿El Estado tiene la capacidad de controlar y supervisar estos recursos y estos colectivos? ¿Los colectivos tienen cómo responder a los requerimientos estatales?

Las cartas están echadas y ya tenemos la hoja de ruta de este gobierno. Dejando a un lado los posibles problemas de trámite en la fase de aprobación, lo claro es que el trabajo regional debe continuar y viene la etapa más retadora para asegurar que las prioridades del Valle del Cauca y del suroccidente colombiano se materialicen, al tiempo que hacemos el debido control sobre los temas cuya implementación genera dudas.

*Tomado de elpais.com.co

Muchos de nosotros recordamos la celebración de nuestros primeros cumpleaños o los abrazos recibidos por papá y mamá.  Tenemos infinidad de momentos guardados en nuestro baúl de recuerdos, pero no somos tan conscientes de cómo han determinado de manera directa quiénes somos. El tipo de vida que pueda tener un adulto, sus condiciones de desarrollo en términos fisiológicos, sociales, culturales, educativos y económicos se condiciona desde la primera infancia y es precisamente esta etapa de la vida que marca el tipo de persona que vamos a ser.

Los argumentos para determinar la importancia de la primera infancia no solo se basan en lo ético, cultural o legal. Los economistas han demostrado cómo el retorno de inversión en la primera infancia, comprendida desde los 0 hasta los 6 años, es la mayor comparada con inversiones realizadas en otras etapas de la vida.

Pero aun teniendo todo tipo de justificaciones para priorizar a la primera infancia, en Colombia seguimos como sociedad sin garantizarle a los niños y niñas sus derechos a recibir una atención integral que comprende educación inicial, reconocimiento y afecto, salud, seguridad, espacio público, nutrición, etc. Lograr esta atención holística es un compromiso de todos. Por un lado, desde el sector público se deben diseñar las políticas y garantizar los recursos necesarios, pero los demás actores de la sociedad somos corresponsables para que suceda de esa manera.

Por esta razón distintos actores del sector privado junto con 16 organizaciones del tercer sector del Valle del Cauca, ProPacífico y la Universidad Javeriana de Cali, comprometidos con aportar en la promoción y protección de la primera infancia, trabajamos juntos en la gran Alianza el Mejor Lugar para creSER. Desde este trabajo articulado y comprometido, estamos promoviendo la toma decisión tanto pública como privada basada en la evidencia. Es decir que, con los datos podemos entender de manera clara dónde están las brechas y es allí donde debemos poner los esfuerzos.

¿Cuál sería el esfuerzo ideal para impulsar verdaderamente la primera infancia? Primordialmente ampliar la cobertura en los Centros de Desarrollo Infantil, jardines o hogares comunitarios. Hoy, en Cali sólo el 20,4% de los niños y niñas, entre los 0 y 6 años, asiste a programas de educación inicial en el marco de la atención integral. Esto no sólo afecta el desarrollo de esos niños y niñas, sino que también imposibilita que las mujeres entren al mercado laboral, perpetuando la trampa de la pobreza. Luego de que tengamos la cobertura se debe garantizar la calidad en la atención. También es determinante que estos niños se alimenten adecuadamente para que su desarrollo físico y cognitivo se dé en buenas circunstancias. El acceso a la salud en esta etapa se debe dar desde el vientre de la madre y es determinante para identificar enfermedades.

Desde la articulación de las fundaciones empresariales del Valle del Cauca y norte del Cauca estamos generando más inclusión social al invertir en la primera infancia. Por un lado, una inversión más focalizada debido a que está basada en la información y los datos, y por el otro en programas y proyectos con alto impacto en el cierre de brechas. Creemos que es preponderante que nos comprometamos todos a invertir en quienes son el presente y el futuro de Cali, el Valle del Cauca, la región Pacífico y Colombia.

Ya pasó el mes de los niños y esta termina siendo una fecha simbólica. Que sea una oportunidad para comprometernos realmente con quienes, en breve, liderarán el destino de nuestra patria.   

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o la Agenda 2030 significan lo mismo. Posiblemente suene a un instrumento sofisticado y tal vez lejano a nuestra realidad, sin embargo, no lo es. Esta agenda resume y reúne todo lo bueno que queremos que suceda tanto en nuestro país, como en nuestro planeta en los próximos diez años. Se firmó en el 2015 por 193 países, con la idea de  generar métricas universales que fueran aplicables en cada uno de ellos. 

Sin importar las afinidades políticas, culturas o creencias, los ODS nos conciernen y benefician a todos. Representan una excelente oportunidad para ponernos de acuerdo en lo fundamental, como bien lo decía un gran líder colombiano.  Nadie puede negar la importancia de sobrepasar asuntos como que nuestros niños mejoren su desempeño escolar, que las mujeres no mueran al momento del parto, que erradiquemos la pobreza y el hambre, que tengamos el derecho de disfrutar aire y agua de calidad, mejorar la productividad y el crecimiento económico, desarrollar una urbanización planificada e incluyente o que hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades económicas.  Precisamente, esos son algunos de los ODS y representan solo un puñado del total de 169 metas mundiales que llevarán a la humanidad a alcanzar una mejor calidad de vida, sin distinciones, sin exclusiones y en beneficio de todos.

¿Y cómo logramos que esta Agenda se haga realidad y transforme nuestra ciudad y nuestro país? Debemos empezar por conocerla y apropiarnos de ella. Ciudadanos, líderes públicos y privados,  representantes del tercer sector, de las ONGS, la iglesia y  demás organizaciones, debemos asumirla como un compromiso conjunto y coordinarnos para avanzar en la misma dirección. 

En el Valle del Cauca, desde ProPacifico y de la mano de diferentes actores territoriales, hemos venido trabajando en una estrategia  para la materialización regional de la agenda. Como primera acción  hemos identificado y analizado la realidad desde la cual parten nuestros municipios y hemos medido qué tan lejos están, de las metas ODS establecidas para nuestro país. Esas metas nacionales están contenidas en el Conpes 3918 y son realmente retadoras. Como país, nos suponen por ejemplo, reducir la pobreza multidimensional del 17.8% (2018) al 8.4% en el 2030. Será un desafío inmenso, más aún, considerando que las condiciones actuales causadas por la pandemia, han retrasado significativamente los avances logrados en superación de la pobreza.  

Como segundo ejercicio hemos acompañando técnicamente a los municipios en la construcción de planes de desarrollo territoriales que incluyan los objetivos y metas de desarrollo de la Agenda 2030. La tercera y más reciente tarea: estamos promoviendo y fortaleciendo el trabajo conjunto entre alcaldías, el sector privado y las fundaciones locales, y lo estamos plasmando en planes de acción, que conlleven a mejorar las condiciones identificadas como críticas. 

El proceso en nuestra región ha empezado. Sin lugar a dudas, los ODS  son la carta de navegación para alcanzar un futuro más sostenible para todos, y nos abren la oportunidad de ser la generación que trabaje unida para aliviar las grandes preocupaciones del país y del mundo.

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