Aunque el Gobierno anunció el pasado 20 de julio que volvería a radicar la reforma a la salud, lo cierto es que con o sin reforma el sistema de salud colombiano no es el mismo y nunca volverá a serlo. Como ya lo he dicho en esta columna, los problemas del sistema no arrancaron en los últimos años, pero lo que sí es cierto es que de facto y por las decisiones del actual gobierno hoy estamos ad-portas de una crisis en el sistema que tristemente no solo afectará la calidad y el acceso a los servicios de salud, sino que muy probablemente cobrará la vida de miles de colombianos.

Recientemente han sido más frecuentes los anuncios públicos de IPS de mediana y alta complejidad, como el Club Noel para solo poner un ejemplo, que anuncian el cierre de algunos servicios o el cierre total de la institución. Las razones que dan es que la ADRES y las EPS, buena parte de ellas intervenidas por la Superintendencia de Salud, no están pagando a tiempo y cuando lo hacen pagan entre el 60 % y el 80 % del costo del servicio prestado. Esto sumado a que muchos de los hospitales ya tenían altas sumas de dineros en facturas no pagadas antes de las intervenciones, lo que ya hacía bastante compleja su situación de caja.

La veracidad de estas razones solo la tienen las instituciones y la Supersalud. Sin embargo, lo cierto es que sí se están dando los cierres de servicios e instituciones y que, según información de las autoridades locales -para solo hablar de nuestra región-, se puede avecinar una gran crisis por el cierre de hospitales que prestan servicios claves para nuestra población.

Es importante sumar voces por esta causa, no nos podemos dar el lujo de una crisis más profunda en nuestro sistema de salud. Es necesario que rodeemos a nuestras autoridades y a las IPS, que recopilemos la información y que juntos en una sola voz le pidamos al Gobierno y en especial a la Superintendencia que le ponga el ojo a lo que está sucediendo y, sobre todo, a lo que puede suceder.

Algunos podrán preguntar por qué este llamado ahora y no antes cuando muchos colombianos no tenían acceso a una salud de calidad o simplemente no tenían acceso. El mensaje de fondo es: si antes teníamos esos problemas con una capacidad instalada de IPS, no me quiero imaginar lo que sucederá perdiendo hospitales tanto públicos como privados por cuenta de una crisis financiera. Además, se genera la duda de qué tan sostenible es el sistema, ya que hoy sin intermediación aún no hay recursos para financiarlo.

La situación del sistema de salud hace mucho tiempo dejó de ser un tema ‘político’. Teniendo en cuenta la situación, debemos unir fuerzas, entender las cifras reales y asegurarnos de que el objetivo de todos sea proteger las vidas de los vallecaucanos y de todos los colombianos.

Tomado de elpais.com

Muchas veces no le damos importancia al camino que hemos recorrido ni a lo mucho que hemos avanzado y preferimos quedarnos con lo que nos falta. Tampoco nos tomamos el tiempo para reconocer los triunfos intermedios ni las victorias tempranas, sino que nos quedamos, casi como una adicción, en todo lo que falta, gastando energía en buscar culpables y en echar culpas. Esto ocurre en la vida en general, pero también en asuntos regionales, en especial en los relacionados con los grandes proyectos de infraestructura estratégica.

No pretendo que estemos completamente felices cuando hay proyectos que han estado parados por años como la Mulaló-Loboguerrero y menos que nos olvidemos de lo que falta, como el cierre de la estructuración y financiación del dragado de profundización de Buenaventura, pero sí que reconozcamos y celebremos el camino recorrido y los proyectos que están en ejecución como la concesión 5G Nueva Malla vial del Valle que presenta un avance del 10%, con obras tan importantes como la prolongación de la Av. Ciudad de Cali hasta Jamundí.

Es un hecho que este tipo de proyectos tardan para ser una realidad y requieren fases de prefactibilidad y factibilidad, por lo que por años hablamos de ellos y solo después de mucho tiempo vemos su ejecución. Esto sin contar con las complejidades propias de nuestra normatividad que históricamente han hecho que tarden mucho más que en otros países, como por ejemplo el licenciamiento ambiental, las consultas o constantes cambios en la reglamentación.

Sin embargo, es importante ver con algo de perspectiva lo que ha pasado en la historia reciente de nuestra región. En los últimos 8 años, de 10 proyectos priorizados el Tren de Cercanías, el Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón y la vía Pasto - Popayán han pasado de fases de prefactibilidad a factibilidad y ya están listos para aprobación y apertura de licitación. Así mismo, varios proyectos como la doble calzada Buga- Buenaventura, la Vía 4G Santander de Quilichao - Popayán y la Nueva Malla Vial están hoy en ejecución, generando empleos directos e indirectos.

Esto ha sido el resultado del trabajo colaborativo, riguroso y preciso entre la Gobernación, alcaldías, Bloque Parlamentario, gremios y ProPacífico. Sin duda falta mucho y son muchas las ‘peleas’ que aún debemos dar, pero lo claro es que nuestra región tiene dos grandes proyectos en ejecución que traerán no solo competitividad, sino empleo y activación económica. También importante resaltar que hoy, a diferencia de hace algunos años, tenemos proyectos listos para competir por recursos del Gobierno Nacional como el Tren de Cercanías y esto es un paso gigante que hace que veamos con ilusión el futuro.

Debemos seguir trabajando de manera conjunta para lograr recursos para nuestra región, sin olvidarnos del camino recorrido ni de lo que hemos logrado hasta hoy. Esto debe sacarnos una sonrisa de satisfacción y nos obliga a seguir trabajando por el desarrollo de nuestro Valle del Cauca sin señalamientos y sí con mucho trabajo conjunto.

Tomado de elpaís.com

El 24 de noviembre de este año se llevará a cabo la consulta popular en la cual los ciudadanos de los municipios de Dagua, Cali, Candelaria, Jamundí, Palmira, Puerto Tejada y Villa Rica manifestaremos nuestra opinión sobre la conformación del área metropolitana del suroccidente de Colombia.

Las áreas metropolitanas son internacionalmente reconocidas como una figura de asociatividad que les permite a los entes territoriales responder de una manera más efectiva y eficiente a los retos comunes que enfrentan. En ese sentido, son varios los argumentos para concluir la necesidad de constituir un área metropolitana entre varios municipios del Valle e incluso el norte del Cauca.

El primero y más evidente es la movilidad. La conurbación y dinámicas ciudadanas entre Cali, Candelaria, Jamundí, Palmira y Yumbo hacen que sea difícil seguir pensando la movilidad entre estos municipios sin coordinación. Para entender la magnitud del asunto, entre estos municipios se hacen más de 4,3 millones de viajes diarios, de estos más de 200 mil son intermunicipales, y buena parte de ellos son de pésima calidad y con costos excesivos para los ciudadanos.

El segundo es la seguridad: hoy en día estamos luchando contra bandas criminales transnacionales que operan en buena parte del suroccidente, por lo cual, el reto exige una mirada y coordinación metropolitana para integrar esfuerzos, gestionar y usar de manera más eficiente y potente los recursos. Operativos conjuntos, tecnología compartida, análisis integrado y gestión colectiva son algunas de las ideas que en otras regiones han ayudado a mitigar los graves problemas de seguridad que nos afectan. Los municipios y el departamento no pueden seguir dando respuestas individuales a problemas regionales

Por último, debemos hablar del cuidado del medio ambiente y la gestión del riesgo. Un buen ejemplo es la recuperación de la cuenca alta del Río Cauca, la cual requiere de gestiones conjuntas para facilitar la implementación de proyectos que generen un impacto en mejorar su calidad. Como ejemplo de ello tenemos los planes de descontaminación, la restauración de las franjas forestales protectoras y la recuperación de corredores de biodiversidad. Son estos frentes de acción que requieren la acción colectiva de varios municipios.

Es una lástima que Yumbo no esté en el proyecto que aprobó el Congreso, pues de aprobarse así por los ciudadanos, nuestra área metropolitana arrancaría coja. Aunque votaré a favor de la constitución del área metropolitana, es lamentable que no se hayan dado las condiciones para Yumbo hiciera parte desde el primer momento. En los últimos planes de desarrollo se han incluido proyectos regionales que demuestran las dinámicas compartidas entre este y los demás municipios que comprende la aglomeración suroccidental. Sin embargo, teniendo claro que esto ha sido un avance, llegó el momento de crear la institucionalidad necesaria que refleje la realidad de quienes vivimos en esta parte del país.

No se puede ver esta decisión solo en términos de poder político o capacidad fiscal. Si bien el ser metropolitanos hace que se entreguen algunas competencias, lo real es que la coordinación y eficiencia hace que los mandatarios sean más efectivos y que por ende, que los ciudadanos podamos vivir mejor.

Tomado de elpais.com

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