Durante la celebración de los 10 años de ProPacífico reflexionábamos sobre cuál era el mejor regalo que le podíamos dar a nuestra región para conmemorar esta década de trabajo. Concluimos que el mejor regalo era comprometernos con seguir siendo el hilo naranja que conecta, pero sobre todo que no dejáramos de soñar y trabajar articulada e incansablemente por el futuro que le dejaremos a nuestros niños.

Soñamos con una región en la que ninguna de nuestras ciudades vuelva a aparecer en los listados de las más violentas del mundo, donde las economías ilegales y la violencia armada sean solo un mal recuerdo y donde los conflictos sociales encuentren solución a través del diálogo. También soñamos con una región con cero cultivos ilícitos y con una tasa de homicidios por debajo del promedio nacional como meta irrenunciable. Una región en la que la seguridad se mida en oportunidades abiertas, confianza ciudadana y convivencia pacífica.

Y cómo no soñar con una región en la que cada niña y cada niño crezcan en un entorno protector, en el que las oportunidades sean la regla, no la excepción. Una región donde la educación sea puente para que nuestros niños y niñas se visualicen en grande y donde la deserción escolar se reduzca a menos del 3%. Donde todos los jóvenes transiten de la secundaria a la educación superior o a la formación técnica con garantía de calidad. Soñamos con que, al mirar el Índice de Competitividad en 2035, el Valle del Cauca y Cali estén en el top 3 en educación a nivel nacional, siendo referentes en cobertura de educación inicial, calidad docente e innovación educativa.

En salud soñamos con un sistema financiado y menos fragmentado, en el que la interoperabilidad de la información clínica deje de ser una aspiración. Un sistema donde cada paciente, sin importar su lugar de residencia o aseguramiento, pueda ser atendido de manera continua y coordinada, con datos que transiten por el sistema y garanticen una atención oportuna y de calidad.

También visualizamos un río Cauca vivo, que beneficia a 6 millones de personas en su cuenca alta. Buenaventura con 24 horas de continuidad del servicio de agua potable. Ciudades que convivan en armonía en un entorno biodiverso y productivo, en el que le mostremos al mundo que desarrollo y sostenibilidad sí pueden ir de la mano.

Si hablamos de infraestructura, nos soñamos con un puerto de Buenaventura con altos estándares, que integre al ferrocarril y disminuya los costos logísticos; pero sobre todo nos soñamos con una Buenaventura consolidada como el corazón del comercio con el Pacífico y el mundo, generando empleo y bienestar a sus habitantes.

Visualizamos nuestro Tren de Cercanías conectando a Cali, Jamundí, Yumbo, Palmira, y Candelaria, así como a municipios del norte del Cauca y al aeropuerto, a través de un sistema eficiente y amigable con el medio ambiente. También visualizamos un aeropuerto que se consolida como un hub dinamizador de la economía del Valle, con el que se generen más de 34.000 empleos, a través de nuevas industrias que contribuyan a la inserción de nuestro departamento en el comercio global, además de fortalecer nuestro turismo.

Soñamos con una región donde las instituciones públicas inspiren confianza, el sector privado invierta con visión de futuro y la comunidad participe con fuerza y orgullo. Sectores que no se enfrentan, sino que se complementan, convirtiendo la diversidad en potencial y en acción. Soñamos con una región en la que programas como Compromiso Valle y Compromiso Territorio sigan uniendo empresas, fundaciones y ciudadanía para abrir caminos de empleo, educación y oportunidades a miles de jóvenes y familias que hoy sueñan con un mejor mañana.

También soñamos con un país construido desde las regiones, en el que organizaciones como las PRO continuemos trabajando en red por el desarrollo de nuestros territorios, demostrando que el compromiso del sector privado va más allá de la inversión y la generación de empleo, sembrando confianza y movilizando voluntades.

En esta época donde la retórica y las palabras se toman todos los espacios, no dejemos de soñar con un futuro mejor, pero sobre todo no dejemos de trabajar para alcanzarlo.

Tomado de elpais.com

Cali 500+ es una iniciativa de gobernanza colaborativa que une al sector público, privado, la academia y la comunidad para lograr concertar una visión compartida y de largo plazo para Cali en sus 500 años.

El proceso reconoce a Cali no solo como una ciudad en el centro del Valle, sino como parte de un territorio más amplio, conectado con su Área Metropolitana, con la Región Pacífico y con el mundo. Allí radica su mayor potencial: ser una ciudad que se enriquece de la diversidad cultural, la biodiversidad y la fuerza productiva que la rodea.

En esa ruta se definió un horizonte claro: en el año 2050, Cali será un referente internacional en sostenibilidad, a partir del cuidado de la biodiversidad y de la interculturalidad, como pilares para el desarrollo territorial, social y económico. Su planificación inteligente garantizará un territorio adaptativo, el bienestar de sus habitantes y la competitividad sostenible en un contexto regional, nacional y global.

Para avanzar hacia este futuro, Cali 500+ se estructura en tres ejes estratégicos:

Cali 500+ es una invitación a soñar y construir, desde hoy, la ciudad-región que queremos habitar y proyectar al mundo, reconociendo en la biodiversidad, la interculturalidad y la diversidad productiva nuestras mayores fortalezas.

El próximo 24 de noviembre los ciudadanos de Cali, Palmira, Jamundí, Candelaria, Dagua, Puerto Tejada y Villa Rica decidirán si estos municipios serán parte del Área Metropolitana del Suroccidente de Colombia - AMSO. Para muchos este será un paso desconocido, pero importante para una región que cada día se comporta más como un área metropolitana compuesta por municipios que interactúan constantemente y que deben integrarse de manera ordenada. Esta integración busca enfrentar grandes retos que resultan difíciles de gestionar de manera desarticulada entre los municipios.

Y es que todos los días vemos hechos metropolitanos o fenómenos de índole social, económico, ambiental o territorial que impactan dos o más municipios. El primero y el más evidente es el de la movilidad. Según la última encuesta de movilidad de 2015, son alrededor de 222 mil viajes diarios desde y hacia Cali y 198 mil viajes regionales. Es decir, son muchas personas que viajan todos los días de Palmira a Cali o de Jamundí a Yumbo o de Candelaria a Cali y así sucesivamente.

Sin duda, la autoridad regional de transporte, ya creada, ayuda a plantear soluciones a la movilidad intermunicipal; sin embargo, no se puede dejar de reconocer que todos estos asuntos relacionados con la movilidad tienen una relación directa con la ausencia de planificación y coordinación a escala metropolitana. Por ejemplo, Jamundí y Candelaria se ha convertido -sin mucha planeación- en ciudades dormitorio, lo que les ha generado tensiones importantes en varios aspectos como el aumento de la congestión vehicular y de los siniestros viales, contaminación por gases de efecto invernadero, falta de accesibilidad a equipamientos de educación, salud, entre otros.

Así mismo, tenemos los asuntos ambientales, acabamos de pasar la COP16 y con este evento nos comprometimos con la protección de varios ecosistemas que superan los límites municipales: la recuperación de la cuenca alta del río Cauca, la protección de Los Farallones de Cali, la reducción de emisiones y la gestión del riesgo asociado a inundaciones.

Otro frente importante es el de la seguridad. Todos los días los grupos delincuenciales y las grandes estructuras criminales se tecnifican. Para nadie es un secreto que lo que sucede en el norte del Cauca tiene repercusión directa en Jamundí, Cali, Palmira, Dagua y hasta Buenaventura. Por esto es necesario tener un órgano supramunicipal que permita una articulación más clara y efectiva entre los municipios y con el Gobierno Nacional.

Con todo lo anterior, se podría decir que lo que contiene el área metropolitana es bueno y que no habría oposición al proceso. Sin embargo, son muchos los mitos que existen, por lo que varias entidades y personas se oponen a esta constitución. Uno de esos mitos es que Cali absorberá a los otros municipios. Falso, los otros municipios mantienen su autonomía, representatividad política y recaudo de recursos propios. Además, tendrán un puesto en la junta de la AMSO y, seguramente, se verán beneficiados por proyectos metropolitanos que involucren su municipio, dado que se podrán hacer obras supramunicipales.

También se dice que debido al AMSO habrá un aumento en el impuesto predial. Falso, el aumento de los tributos se hará teniendo en cuenta las actualizaciones catastrales que son potestad exclusiva de cada municipio. Y así me podría quedar, narrando mitos y desmintiéndolos, pero quiero resaltar que aquí lo clave es que nos informemos y que salgamos a votar. Esta no es una figura extraña en Colombia, existen varias áreas metropolitanas en el país y todas son casos de éxito.

Finalmente, debo decir que es una lástima que Yumbo no esté en esta área metropolitana, pero esperamos que sus mandatarios y ciudadanos se convenzan y se unan en el futuro.

Tomado de elpais.com

2021 ProPacífico · Todos los derechos reservados