Desde hace más de una década se han planteado diferentes iniciativas de articulación, planificación y políticas, como el CONPES 3624, para recuperar la cuenca alta del río Cauca (CARC) sin el éxito esperado. La recuperación de una cuenca implica grandes desafíos técnicos y económicos. También implica la articulación de todos los actores públicos, privados, académicos y civiles involucrados y que se reconozca que las intervenciones son de largo plazo y por tanto trascienden los gobiernos.

En nuestra región, si bien existen esfuerzos de años anteriores, el trabajo colaborativo para recuperar la CARC toma fuerza desde 2017 con la ‘Comisión río Cauca’. Dicha comisión se fortaleció desde 2020 gracias a un acuerdo de voluntades firmado con el gobierno nacional para conformar la ‘Plataforma Colaborativa para la recuperación de la CARC’- Colectivo río Cauca. Integrada por 28 entidades como MinAmbiente, IDEAM, las gobernaciones del Cauca y del Valle, CVC, CRC, Univalle, Emcali, Asocaña, CIEV, la Fundación ríos y ciudades, Corpopalo y ProPacífico, entre otras.

Bajo este enfoque colaborativo, durante 2021 realizamos un mapeo de los esfuerzos regionales y consolidamos un Plan de Acción incorporando los proyectos de inversión de las diferentes entidades para el período 2020 –2023, agrupándolos en cuatro líneas temáticas: Calidad de Agua, Oferta de Agua, Optimización de la Demanda y Gobernanza. Así, se llegó a un consenso respecto a indicadores de resultados que deberíamos perseguir, tales como el Índice de la Calidad del agua que permite identificar la contribución de los proyectos del plan de acción a la recuperación de la cuenca. Juntos estos proyectos suman una inversión estimada de $1 billón de pesos.

Si bien este Plan ha permitido comprender que existen múltiples acciones ejecutándose en el territorio con inversiones importantes, hace evidente que no hay proyectos con un alcance regional ni una visión de largo plazo de la cuenca. Por esto entre 2022 y 2023, con el liderazgo de la Secretaría de Ambiente del Valle se llevó a cabo un ejercicio para construir una visión compartida sobre la cuenca al 2036 y una agenda con metas comunes, que lleva el nombre de “Plan de restauración de la cuenca alta del río Cauca”, incluido hoy en el documento del Plan Plurianual de Inversiones del Plan Nacional del Desarrollo (PND).

Este plan comprende 14 proyectos priorizados, entre los que se han destacado por su alto impacto regional y nacional: la construcción del tratamiento secundario de la PTAR Cañaveralejo, el Pago por Servicios Ambientales y la recuperación de los socio-ecosistemas en humedales del corredor río Cauca. Ahora el gran desafío es lograr la inclusión en los presupuestos nacionales y regionales de la cofinanciación de las diferentes iniciativas para luego avanzar con su ejecución.

El trabajo colaborativo por la recuperación de la CARC ha demostrado que es posible trazarse objetivos comunes, priorizar iniciativas regionales y establecer planes de acción concretos. Garantizar la sostenibilidad de esta estrategia por parte del gobierno nacional, departamental y organizaciones locales, es clave para lograr el gran reto de recuperar la cuenca alta de nuestro río Cauca.

Servicio público, una expresión muy usada, pero con interpretaciones y vivencias variadas. Para mí el servicio público es pensar y trabajar por el bien común. Algunas veces se ejerce desde entidades gubernamentales, otras veces desde entidades privadas y muchas veces en el día a día, con acciones cotidianas que llegan a ser extraordinarias.

Desde niña el servicio público inspiró mi vida. Cuando acompañaba a líderes de la región en sus correrías políticas, me gustaba oír los problemas de las personas y ver cómo se les buscaban soluciones individuales y conjuntas. Pronto entendí que ese era el corazón de la labor pública y por eso, elegí ser abogada, por considerar que esta profesión me daría herramientas para ser una buena servidora pública.

Pasé varios años vinculada al Gobierno Nacional y luego, volví a Cali, vinculándome a ProPacífico una entidad privada sin ánimo de lucro, que me permite seguir trabajando por el bien común e impulsar cambios para mi región. Hoy más que nunca, el servicio público me apasiona.

Yo soy sólo un caso, seguramente no el mejor, porque nuestra región tiene muchos hombres y mujeres con historias mucho más valerosas que la mía. Sin embargo, lo que busco es contribuir a la motivación de los jóvenes que ven el futuro con temor, poca esperanza o que sienten desconfianza hacia todo lo que tenga que ver con lo público y lo gubernamental.

Muchas personas se alejan de los asuntos públicos sin haberlos conocido, otros los ven como la forma de enriquecerse. Dejaré a un lado este último punto, pues resulta evidente que eso ni siquiera merece ser considerado servicio. Me concentraré en lo que importa: ¿Cómo poner las capacidades al servicio del interés común?, ¿cómo aportar y transformar vidas?

Sin duda el servicio público puede traer frustraciones, pero por encima de eso no hay mejor sensación que ver cómo una política pública o un proyecto se puede cambiar la vida de miles de personas.

Resultan desalentadoras las noticias de proyectos públicos que se tardan décadas en finalizarse, o nunca lo hacen, la corrupción y el desvío de recursos. Así mismo, inspira ver otras ciudades y países donde la mejora en la calidad de vida resulta evidente y nos preguntamos, ¿cómo llegar ahí? Si queremos llegar a estándares siquiera parecidos, debe ser una obsesión vincularnos en los asuntos públicos, siendo el voto la primera forma de hacerlo, pero yendo más allá, debemos conocer e involucrarnos en lo que pasa con nuestro barrio, comuna, ciudad, departamento y país, para que el voto sea calificado y se sustente en visiones objetivas sobre el futuro del territorio.

Para todos los que como yo sienten pasión por el servicio público y los que no: necesitamos buenos y nuevos liderazgos. Liderazgos con vocación de servicio, con formación para la gestión pública. Hacer de nuestra ciudad y región un territorio mejor requiere de más servidores comprometidos, resilientes, capaces de dar batallas con la convicción de que el bien común y el impacto final valdrá la pena.

La historia reciente del Valle del Cauca nos ha permitido ver un liderazgo colectivo nunca antes visto. Es un proceso que muestra resultados, que nos deben hacer sentir orgullosos y saber que vamos por la vía correcta. Todavía hay mucho por hacer y necesitamos más mentes y manos. Tenemos retos muy importantes. Para no ir muy lejos: Buenaventura necesita más liderazgos que sumen a la solución, que piensen diferente, no se dejen distraer por el poder, ni encasillar en divisiones. Necesitamos líderes y servidores genuinos para cerrarle la vía a quienes desvirtúan y avergüenzan lo público.

Es urgente tomar acciones concretas y articuladas para descontaminar el río Cauca, el segundo más importante del país, que alimenta entre otras, a Cali la tercera ciudad más poblada. Como ciudadanos nos preguntamos ¿por qué las estrategias que se han explorado no han logrado revertir la contaminación del río?

En la cuenca alta del río Cauca, Cali es el principal asentamiento humano que se beneficia de sus servicios ambientales, al suministrar agua potable a tres cuartos de su población.  Así como nuestra ciudad recibe las bondades del río, también es uno de sus mayores focos contaminantes. Si bien otros fenómenos también afectan la calidad del agua como la erosión, la deforestación, la minería ilegal y el mal estado de los ríos tributarios, no se puede desconocer la alta carga contaminante que aporta la ciudad y, por lo tanto, su rol en la generación de soluciones.

Precisamente desde 2017, bajo el liderazgo de la Contraloría de Cali, el Instituto CINARA de la Universidad del Valle, la CVC, la Gobernación y otras instituciones públicas y privadas de la región, se conformó la “Comisión para la recuperación de la cuenca del alta del Río Cauca”, con la misión de convertir el asunto en una prioridad regional y nacional. El Gobierno Nacional reconoció el potencial de la iniciativa y, en cabeza del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la consolidó formalizando la Plataforma Colaborativa para la recuperación del río Cauca en el marco del Plan Nacional de Desarrollo, cuyo fin es formular e implementar un plan de acción dirigido a recuperar el río, en el marco de los planes existentes nacionales e institucionales.  

En ese contexto, la CVC ha priorizado la construcción de las Plantas de Tratamiento de Agua Residual (PTAR) de Jamundí, Yumbo, Palmira y Buga. Además, suscribió con Asocaña un convenio para recuperar la franja forestal protectora del río. Por su parte, la Gobernación del Valle formuló y está implementando el Plan de Intervención para la restauración y protección de siete cuencas tributarias. Finalmente, Emcali y el DAGMA fijaron como objetivo para 2021 la puesta en marcha de obras de saneamiento básico y control de vertimientos en el Sistema de Drenaje Sur.  

Ahora bien, el proyecto más importante en el que Cali debería enfocar su esfuerzo es el que potenciará la Planta de Tratamiento de Agua Residual de Cañaveralejo. Actualmente no se trata la totalidad de las aguas negras que genera la ciudad, y la porción tratada, se hace a nivel primario, no óptimo para una ciudad como la nuestra. Cali debe enfocarse en que la mayor parte del agua residual tenga tratamiento secundario antes de ser vertida al Río Cauca.

Todos estamos de acuerdo en la necesidad de recuperar el río. Estamos avanzando y nos respalda la Plataforma Colaborativa Nacional. Es fundamental darles continuidad y celeridad a las acciones locales para lograr la gran meta: tener un Río Cauca sano que disfrutemos todos.

2021 ProPacífico · Todos los derechos reservados