En los últimos días hemos estado hablando de dos grandes proyectos regionales que tienen que ver con Buenaventura y que son vitales para su competitividad: el dragado de Buenaventura y la Mulaló - Loboguerrero. Pese a la importancia de ambos, desafortunadamente han sido noticia porque no avanzan con la agilidad que necesitamos.
Mulaló –Loboguerrero lleva más de seis años parado y hoy, después de pasar muchos de los obstáculos relacionados con las consultas previas y el licenciamiento ambiental, estamos a la espera de que un tribunal de arbitramiento defina si se ajusta el valor del proyecto para que la obra pueda iniciar o si definitivamente se liquida el contrato.
El mejor camino es que se logre un acuerdo en el marco del contrato actual, dada la importancia de este proyecto para la competitividad y el bienestar social del suroccidente colombiano. La Mulaló - Loboguerrero reduciría en una hora el tiempo de viaje hacia Buenaventura, generaría cerca de 1800 empleos directos, incentivaría el turismo y brindaría mayor accesibilidad a las comunidades de la zona de influencia.
Además, generaría una mayor redundancia a la red vial regional ante la saturación de la vía actual Cali – Dagua.
Del dragado de profundización del canal de acceso al puerto de Buenaventura venimos hablando hace muchos años y cada día se vuelve más relevante para la competitividad del puerto más importante de Colombia en el Pacífico. No tener la profundidad de al menos 16 metros nos puede convertir en el muy corto plazo en un puerto ‘feeder’, lo que implicaría que embarcaciones pequeñas desde Buenaventura deban transportar la carga a puertos con la profundidad óptima para posteriormente trasladar la carga a buques más grandes para viajes de larga distancia. Esta doble maniobra sin duda aumentaría los costos y tiempos de llegada de la carga colombiana hacia o desde los mercados de interés.
Recientemente hemos hablado mucho del puerto Chancay en el Perú y de sus efectos en Buenaventura. Aunque es importante monitorear los riesgos y oportunidades del surgimiento de puertos como este, lo cierto es que mientras no tengamos la profundidad requerida frente las nuevas tendencias del mercado naviero, con buques de alta capacidad, todos los puertos del continente en la costa Pacífico nos deben generar una alerta enorme.
Con este panorama no podemos dejar de exigirle al Gobierno Nacional agilidad para resolver los cuellos de botella en estos dos proyectos, ya que ambos se necesitan urgentemente. Sin embargo, al hablar de Buenaventura no podemos quedarnos solo en estos proyectos. También debemos hablar del servicio de agua en el distrito, que en el mejor de los casos es de hasta 10 horas al día. Esta situación no solo afecta la competitividad del puerto, sino que es infame con los bonaverenses. El Gobierno Nacional, la empresa de acueducto, la Alcaldía y Vallecaucana de Aguas deben dar respuestas en lo relacionado a lo estructural, pero también a las situaciones coyunturales generadas por turbiedad y sequía, que afecta de manera dramática el servicio, haciéndolo aún peor.
Me podría quedar enlistando retos y prioridades para Buenaventura. Por ejemplo, la seguridad, tema en el que los problemas de fondo están lejos de solucionarse.
Buenaventura debe ser una prioridad y se le debe dar importancia a su papel en el desarrollo de la región y de Colombia como puerto, pero sin perder de vista que Buenaventura es mucho más que un puerto y requiere una mirada integral.
Necesitamos profundización, la Mulaló, el agua, la seguridad, la educación, todo es fundamental. Echémosle ojo a nuestra Buenaventura y exijamos para ella.
Tomado de elpais.com
La semana pasada nos encontramos en un foro para seguir hablando de la movilidad de Cali. Esta vez nos concentramos en si era viable o no la integración del MÍO con el transporte colectivo y las gualas, teniendo el servicio al usuario como prioridad. Fue un espacio de mucho aprendizaje, en el que estuvieron los actores más relevantes del sistema y oímos percepciones de los ciudadanos a través de la iniciativa Cali para Mí.
Fueron varias conclusiones las que nos quedaron. La primera es que debemos seguir hablando, ya no solo en auditorios en el centro de la ciudad sino también en espacios comunitarios de la ladera o del distrito. Si queremos poner al usuario en el centro de la conversación, debemos ir a escucharlo directamente.
La segunda es que la gran mayoría de los actores del sistema SÍ quieren la integración, ya que reconocen los beneficios para el usuario. Es decir, que la dicotomía entre el colectivo y el MÍO ya no debe existir y que sí pueden trabajar juntos por un sistema en el que todos quepan. También nos quedó claro que hay tareas pendientes como la chatarrización, que será fundamental para continuar con este proceso, sobre todo pensando en los propietarios de los buses.
Así mismo, concluimos que tener un sistema público de transporte eficiente no solo beneficia a los usuarios del sistema, sino a toda la ciudad porque disminuye la congestión y la accidentalidad, y precisamente por eso es fundamental que todos acatemos las normas de tránsito, respetemos los carriles exclusivos y hagamos frente común para que el civismo sea nuestra bandera. Además, quedó claro que los ilegales o piratas no deben tener cabida y que la administración tiene una obligación de combatirlos.
Este diálogo también nos permitió corroborar que la integración traerá beneficios al usuario porque reducirá costos y tiempos de transporte. Por ejemplo, con los mismos $2.900 una mamá de Siloé podrá tomar una guala y seguir su trayecto en el MÍO hasta su destino final sin tener que montarse en piratas. La integración también le traerá al usuario más comodidad porque en este proceso habrá reposición de los buses del colectivo y las gualas por vehículos más cómodos, seguros y amigables con el medio ambiente.
Los tiempos de espera y trayectos también mejorarán, cada modo se especializará en sus fortalezas y hará que, aunque se necesite transbordos, todo fluya más rápido. Con esta integración también lograremos una de las cosas más anheladas por los usuarios que es que el transporte los deje más cerca a su destino. En los próximos meses se implementará un piloto que nos asegurará que el modelo si funciona y como caleños debemos estar atentos a los resultados y subirnos al bus del trabajo en equipo por este objetivo común que debe ser de todos.
Otro paso importante para que esto avance será que la Alcaldía pueda tener los recursos para la renovación de flota del MÍO, con lo cual la flota será pública, lo que se traducirá en una mayor sostenibilidad del sistema. Por esto es fundamental que los concejales ahora que discutirán el empréstito se sumen a esta conversación, donde el ciudadano debe ser el centro de todo
Finalmente, para los que se preguntan cómo entra el tren de cercanías en este esquema la respuesta es que será fundamental, una alternativa que ayudará a generar una oferta sostenible, atractiva y segura, empezando por el primer tramo entre Jamundí y Cali, ya con avances importantes como la confirmación de la cofinanciación por parte del Ministerio de Transporte que se dio ayer en la tarde. Mi invitación es a que sigamos generando acciones concretas para construir la movilidad de calidad y sostenible que nos merecemos.
Tomado de elpais.com
La vía Mulaló - Loboguerrero es un proyecto del que venimos hablado desde hace muchos años. Son 32 km que hemos sufrido como región en sus avances, pero sobre todo en sus tropiezos. Solo para hablar de la historia más reciente, fue en diciembre del 2014 que se adjudicó este proyecto, en marzo del 2015 se dio el acta de inicio del proyecto y hasta el 2017 se logró el cierre de las consultas previas, con lo cual el Concesionario pudo radicar el Estudio de Impacto Ambiental en agosto de ese mismo año.
Sin embargo, solo hasta cuatro años después, el 17 de agosto del 2021, la Anla otorgó la licencia ambiental del proyecto. Aunque la decisión significaba un gran avance, cinco días antes el Concesionario había presentado ante el Tribunal de Arbitramento la terminación anticipada del contrato por fuerza mayor ambiental. En abril de 2023 el Tribunal de arbitramento negó la pretensión del Concesionario, dado que ya se contaba con licencia ambiental desde el 2021 y ordenó el inicio de la fase de construcción. Todos nos alegramos y pensamos que por fin arrancaría el proyecto, sabiendo que el Gobierno y el concesionario llevaban meses negociando una conciliación sobre un ajuste a los precios debido al tiempo que había pasado. Este acuerdo nunca logró formalizarse.
Hoy estamos a la espera de que otro tribunal de arbitramento tome una decisión sobre la petición del Concesionario de que se dé terminación anticipada del contrato por desequilibrio económico e inviabilidad financiera o que el Gobierno Nacional y este concilien la liquidación o continuidad del proyecto, reconociéndole al concesionario un valor por el tiempo transcurrido. La región ha pedido por todos los medios que se continúe con el proyecto, contar con esta vía permitirá reducir en una hora la llegada de la carga a Buenaventura al disminuir en 52 km el trayecto entre Cali y Buenaventura, lo cual supone importantes ahorros en costos de transporte y logísticos, que impulsan la competitividad de todo el suroccidente colombiano.
Ya ha sido mucho tiempo perdido, por eso pensar en una liquidación debe mortificarnos. No obstante, si el escenario llega a ser este y efectivamente este contrato no puede seguir, el llamado de la región en una sola voz debe ser que los recursos consignados por el Gobierno hasta la fecha en la fiducia y los comprometidos hasta el 2032 se reserven para construir este corredor. Por esto ‘la interfase’ entre un momento y otro debe ser absolutamente transparente y clara. No podemos permitir que el contrato se liquide sin asegurar que los recursos queden reservados.
La Mulaló- Loboguerrero se necesita, el Valle del Cauca y Colombia la necesitan. Por lo tanto, es absolutamente inconveniente aceptar cualquier cosa que no nos asegure la ejecución y terminación de este proyecto. Entendemos que el Gobierno Nacional en el escenario de la liquidación prefiere hacerlo por obra pública, salida que tiene varios interrogantes. Sin embargo, este no es el problema de hoy. Nuestro enfoque debe estar en insistir en que como primera medida se ejecute el contrato actual y si no se puede, debemos asegurar que los recursos que ya están destinados para esta vía no se vayan a ningún otro frente, incluso así sea de interés regional.
En el caso de la Mulaló - Loboguerrero, como en muchos otros, nos convoca los intereses regionales y el trabajo articulado de todos los que hacemos parte de este ecosistema político, empresarial y social. Es fundamental que rodeemos este proyecto y protejamos los recursos, sobre todo en esta coyuntura en la que el Gobierno necesita caja y está viendo las vigencias futuras de este proyecto como una salida para tener recursos en el corto plazo.
Tomado de elpais.com