Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o la Agenda 2030 significan lo mismo. Posiblemente suene a un instrumento sofisticado y tal vez lejano a nuestra realidad, sin embargo, no lo es. Esta agenda resume y reúne todo lo bueno que queremos que suceda tanto en nuestro país, como en nuestro planeta en los próximos diez años. Se firmó en el 2015 por 193 países, con la idea de generar métricas universales que fueran aplicables en cada uno de ellos.
Sin importar las afinidades políticas, culturas o creencias, los ODS nos conciernen y benefician a todos. Representan una excelente oportunidad para ponernos de acuerdo en lo fundamental, como bien lo decía un gran líder colombiano. Nadie puede negar la importancia de sobrepasar asuntos como que nuestros niños mejoren su desempeño escolar, que las mujeres no mueran al momento del parto, que erradiquemos la pobreza y el hambre, que tengamos el derecho de disfrutar aire y agua de calidad, mejorar la productividad y el crecimiento económico, desarrollar una urbanización planificada e incluyente o que hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades económicas. Precisamente, esos son algunos de los ODS y representan solo un puñado del total de 169 metas mundiales que llevarán a la humanidad a alcanzar una mejor calidad de vida, sin distinciones, sin exclusiones y en beneficio de todos.
¿Y cómo logramos que esta Agenda se haga realidad y transforme nuestra ciudad y nuestro país? Debemos empezar por conocerla y apropiarnos de ella. Ciudadanos, líderes públicos y privados, representantes del tercer sector, de las ONGS, la iglesia y demás organizaciones, debemos asumirla como un compromiso conjunto y coordinarnos para avanzar en la misma dirección.
En el Valle del Cauca, desde ProPacifico y de la mano de diferentes actores territoriales, hemos venido trabajando en una estrategia para la materialización regional de la agenda. Como primera acción hemos identificado y analizado la realidad desde la cual parten nuestros municipios y hemos medido qué tan lejos están, de las metas ODS establecidas para nuestro país. Esas metas nacionales están contenidas en el Conpes 3918 y son realmente retadoras. Como país, nos suponen por ejemplo, reducir la pobreza multidimensional del 17.8% (2018) al 8.4% en el 2030. Será un desafío inmenso, más aún, considerando que las condiciones actuales causadas por la pandemia, han retrasado significativamente los avances logrados en superación de la pobreza.
Como segundo ejercicio hemos acompañando técnicamente a los municipios en la construcción de planes de desarrollo territoriales que incluyan los objetivos y metas de desarrollo de la Agenda 2030. La tercera y más reciente tarea: estamos promoviendo y fortaleciendo el trabajo conjunto entre alcaldías, el sector privado y las fundaciones locales, y lo estamos plasmando en planes de acción, que conlleven a mejorar las condiciones identificadas como críticas.
El proceso en nuestra región ha empezado. Sin lugar a dudas, los ODS son la carta de navegación para alcanzar un futuro más sostenible para todos, y nos abren la oportunidad de ser la generación que trabaje unida para aliviar las grandes preocupaciones del país y del mundo.