Deudas

Cuando se trata de evaluar los avances que hemos tenido como región en los proyectos de gran impacto y nuestro trabajo colectivo, siempre he sido una convencida de que debemos ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Y dejando a un lado la discusión semántica, los hechos hablan por sí solos.

En la vía Buga - Buenaventura, la construcción de los 35 kilómetros que hacen falta en doble calzada, por fin se están construyendo y todo el corredor tiene garantizado su mantenimiento con la concesión que arrancó en el 2022. La malla vial del Valle también avanza con obras importantes, como la prolongación de la Avenida Ciudad de Cali hasta Jamundí, con un 63 % de ejecución, y la doble calzada Jamundí - Villa Rica, con un avance del 35 %.

De igual manera, la doble calzada Santander - Popayán está en un 39,85 %.

Sin embargo, pese a estos avances, son varios proyectos en los que, como región, debemos exigirle al Gobierno Nacional más claridad en sus compromisos y resultados concretos. El dragado de profundización de Buenaventura lleva ya un tiempo considerable en la estructuración técnica, pese a tener desde el 2019 estudios de base desarrollados por Invias.

A esto se suman los retrasos en las consultas previas y los procesos de licenciamiento ambiental, lo que ha impedido entrar en la discusión de la financiación.

En cuanto al aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, se incumplieron con todos los cronogramas de la publicación del proceso de selección de la nueva concesión para la modernización de este importante terminal. Por estas demoras, el aeropuerto quedó destinado a ser administrado por la Aerocivil por al menos nueve meses, con las graves consecuencias que esto tendrá para la competitividad de la región.

De otro lado, el ferrocarril del Pacífico se quedó en la prefactibilidad y, aunque el Presidente y el Gobierno han anunciado su interés en reactivar el sistema férreo nacional, este proyecto está parado desde el año pasado.

El Tren de Cercanías del Valle es sin duda el proyecto que más duele por los firmes avances que ha tenido recientemente. La región tiene ya el proyecto estructurado, cumpliendo con todos los aspectos técnicos y jurídicos. Además, tanto la Gobernación del Valle como las alcaldías de Cali y Jamundí tienen garantizados los recursos para cumplir con el 30 % que les corresponde de la financiación. Sin embargo, aún no recibimos el anhelado aval técnico y fiscal del Gobierno Nacional para que cumpla con el 70 % que le corresponde. Su materialización significará la reducción de al menos un 33 % en los tiempos de viaje entre Jamundí y el norte de Cali. Además, generaría cerca de diez mil empleos y evitaría aproximadamente 1,2 millones de toneladas de emisiones de CO2.

Es innegable que este es un proyecto de una enorme rentabilidad social y brindará una renovación estructural del territorio en favor del desarrollo sostenible.

Otro tema que requiere de atención urgente es el Acueducto de Buenaventura. Este proyecto lo esperan los bonaverenses desde hace mucho tiempo, pero no se han visto avances significativos ni antes ni en estos últimos años. Finalmente, aunque se dejó de hablar del tema, otra gran deuda con la población más vulnerable no solo del Valle, sino de todo el país, es el fracaso del programa Jóvenes en Paz. Miles de jóvenes en el suroccidente vieron cómo las promesas nunca se cumplieron y, sobre todo, cómo las oportunidades de una vida mejor nunca llegaron.

Los beneficios de todos estos proyectos para los ciudadanos son evidentes. Como vallecaucanos, esperamos sinceramente que nuestro bienestar sea más importante que cualquier motivación política, sobre todo teniendo en cuenta el apoyo que esta región le dio al actual Gobierno.

Tomado de elpais.com

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