Civismo y cultura ciudadana

A mí no me tocó la Cali de los setenta, la de los Panamericanos, la que cuentan los abuelos y papás, la denominada Cali Cívica. La de hoy no es la misma de la de esa época, no somos los mismos, no nos vemos igual. Hoy Cali es diversa, es negra, es indígena, sabe a viche, a chicha, a encocado de pescado y nos movemos a ritmo de salsa, de marimba, currulao y tambores.

Desafortunadamente, aún no nos reconocemos en esa diversidad única. Muchos se reconocen más por el lugar donde viven: soy del Distrito, del oeste, del sur o de Siloé, que como parte de un todo. Adicionalmente, no sé si como consecuencia de no sentirse parte y no reconocerse en el otro hoy hemos llegado a niveles muy bajos de civismo y cultura ciudadana. Los semáforos son optativos, los espacios públicos están sucios y completamente pintados con grafitis, en las vías el pito indiscriminado es la norma y ser peatón es una actividad de alto riesgo porque, por ejemplo, los andenes se volvieron los carriles ‘exclusivos de las motos’.

En el ejercicio Cali para Mí, 17 mil caleños y caleñas ubicaron el tener una Cali cívica, diversa y unida entre los diez principales proyectos que se deben hacer en la ciudad. Queda claro que los caleños no quieren seguir viviendo así, quieren respeto por las normas mínimas de convivencia, pero es importante que entendamos que parte de querer a Cali y cuidarla, es reconocerla y reconocernos con toda nuestra diversidad.

Pero, ¿cómo arrancamos? Algunos dirán que tenemos que esperar a que un mandatario o mandataria llegue a enseñarnos cómo hacerlo. Sin duda, tener a alguien que imparta la autoridad, por ejemplo, en los temas de movilidad y se preocupe por el cuidado del espacio público es vital. Sin embargo, ningún mandatario podrá hacer lo que está en las manos de cada caleño y caleña. Si queremos que esto cambie, empecemos por comportarnos diferente.

De acuerdo con la encuesta de percepción ciudadana de Cali Cómo Vamos 2023, el 92 % de los encuestados coincide en que la cultura ciudadana en la capital vallecaucana se ha deteriorado. Al hablar de las principales razones mencionan el poco sentido de pertenencia por la ciudad (69 %); la falta de autoridad (61 %) y la falta de educación en normas de convivencia en los colegios y en los hogares (58%).

Sin duda, estos resultados nos demuestran que como ciudadanos debemos empezar por hacer cambios individuales. Por ejemplo, en el MÍO que se nos haga costumbre esperar a que las personas salgan del bus para entrar, respetar las filas, ceder el puesto, sancionar socialmente a quienes se cuelan. En nuestro propósito de que la ciudad esté limpia, no arrojar basura a la calle. Si vemos el desorden que se genera cuando algunos carros se pasan en rojo los semáforos, no lo hagamos nosotros. Si tienes moto, no te subas a los andenes, no te metas en contravía y respeta las ciclorrutas. La primera decisión siempre está en cada uno de los ciudadanos, pero sobre todo habla bien de esta ciudad que es de todos.

Claramente, hay muchos retos, muchas cosas que no están bien, pero solo superaremos esos retos si cada uno de los caleños empezamos a hablar y a actuar diferente y si nos apropiamos de esta diversidad única. La Cali de hoy tiene todo para ser mucho mejor que la de los setenta, hoy nos vemos, sabemos y nos movemos mejor. Por eso arranquemos poniendo nuestro granito de arena, siendo parte activa de esta nueva era de nuestra Cali, una Cali diversa, unida y cívica. Una Cali de la que se hable por décadas y de la que volvamos a sentirnos orgullos.

*Tomado de elpais.com.co

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