Lo sucedido este fin de semana entre el presidente Gustavo Petro y la gobernadora Dilian Francisca Toro debe llevarnos a una reflexión profunda como ciudadanos: ninguna diferencia en el Congreso de la República puede justificar retaliaciones presupuestales contra el Valle del Cauca ni ningún departamento. Es completamente desafortunado que el primer mandatario y sus ministros afirmen públicamente que se debe “castigar” a todo un departamento por la actuación legítima de sus congresistas. Por esto, la sola idea de posibles efectos negativos al Valle del Cauca por una supuesta ‘traición’ debe ser rechazada por todos, incluidos los parlamentarios afines a este Gobierno.

Una de las cosas que más me hace sentir orgullosa de nuestra región, así mucha gente no lo sienta, es el trabajo articulado entre el Bloque Parlamentario del Valle, la Gobernación, las alcaldías, los gremios, las Cámaras de Comercio y ProPacífico para que proyectos estratégicos y asuntos de relevancia para los vallecaucanos sean priorizados por los gobiernos nacionales.

Como región debemos entender que estos proyectos no tienen partido político y que a lo largo de los años han sido legitimados por todas las vertientes políticas, ya que su beneficio es para todos los vallecaucanos y, en muchos casos, para toda Colombia. Por esto, nuestra posición debe ser una: apoyar y seguir impulsando su avance y el de los futuros.

Es importante afirmar que algunos de estos proyectos han avanzado con este Gobierno, como el de la vía Buga-Buenaventura, para el que se firmó el contrato de concesión en el 2022 y en el 2024 inició la construcción de los 35 km faltantes en doble calzada. También, la construcción de la Malla Vial del Valle, que a la fecha presenta una ejecución del 31,34 % y la COP16 que fue entregada por este Gobierno a Cali y al Valle del Cauca.

Sin embargo, varios no han avanzado, por el contrario, se han retrasado como la adjudicación de la nueva concesión del Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, el dragado de profundización del puerto de Buenaventura, Mulaló-Loboguerrero y los proyectos orientados a garantizar la continuidad del servicio de agua potable para Buenaventura (demoras no solo endilgables a este Gobierno). También, estamos esperando la cofinanciación para abrir la licitación del Tren de Cercanías, un proyecto que traerá inmensos beneficios, como la reducción de emisiones, disminución de tiempos de viaje y la generación de más de 10.000 empleos. Asimismo, proyectos como Jóvenes en Paz han tenido demoras, incumplimientos y muchas quejas de los beneficiarios tanto en Cali como en Buenaventura.

Finalmente, debemos llamar a la calma, a la unidad y la escucha en el debate sobre las reformas sociales que quiere impulsar el Gobierno Nacional. En relación con la reforma laboral y la consulta popular, el debate público se redujo a uno binario como si los asuntos fueran así de sencillos. Nadie se opone a mejorar las condiciones para los empleados. Sin embargo, no podemos perder de vista que estas condiciones tienen una relación directa con la viabilidad de los negocios, sobre todo de los más pequeños, lo que nos obliga a tener mejores y más discusiones sobre las implicaciones, con una mirada amplia sobre el bienestar de todos. Adicionalmente, esta discusión se debe abrir para quienes están en el rebusque o la informalidad, que son el reflejo de la falta de oportunidades y de la real pobreza de este país.

Invito a todos los vallecaucanos a que pensemos en lo nuestro y a propender por discusiones más serenas para llegar a los mejores resultados en beneficio de todos los ciudadanos.

Tomado de elpais.com

Aunque chiquita jugué basketball, lo abandoné después de que un profesor, a pesar de mis esfuerzos, no me escogiera para ser parte del equipo del colegio. Seguramente no era tan buena y eso hizo que dejara no solo este, sino todos los deportes por un buen tiempo. Después, ya en la adolescencia, me inscribí varias veces a gimnasios, pero las membresías se quedaban sin usar porque la disciplina para hacer deporte no llegaba.

Hace más o menos 15 años empecé a correr y en el running, además de encontrar una forma de estar conmigo, descubrí un deporte con el que por fin llegó la disciplina. Sin duda, correr exige físicamente, empezando por los pies que siempre tienen ampollas y uñas moradas. La fascitis plantar y la banda iliotibial, además de las lesiones de rodilla que han ido llegando con el tiempo. Sin embargo, gracias al fortalecimiento y a la disciplina (que pese algunas épocas de cansancio extremo no se ha ido) he ido mejorando en este deporte.

Respeto a quienes entrenan en grupo, a mí nunca me ha funcionado y solo hace un par de meses decidí tener el apoyo de un entrenador que me envía los entrenos online y me ha ayudado mucho en mi proceso. Por cierto, no tengo grandes récords y no soy maratonista, pero después de este domingo, tras experimentar tantas buenas sensaciones con la primera maratón en nuestra ciudad, me hice el propósito de serlo el próximo año aquí en mi Cali.

Para los que corremos y tuvimos la oportunidad de salir en la Maratón de Cali (así hayan sido en los 15 km, como fue mi caso, o en los 5 km), este domingo fue un día muy especial. Fue emocionante ver a muchos ciudadanos haciéndonos barra durante todo el recorrido; además, Cali estaba limpia, la carrera empezó a tiempo, todo estaba muy ordenado y los puntos de hidratación muy bien ubicados. Para futuras ocasiones solamente consideraría tener una meta más amplia porque la salida y la llegada estuvieron algo congestionadas, pero el balance en general es realmente inigualable.

He tenido la oportunidad de participar en otras carreras en Cali, Colombia y algunas internacionales, y con lo que experimenté el domingo para mí fue realmente claro que la que tuvimos en Cali fue de talle internacional. Sin duda, la experiencia y contactos de la organización fueron claves, empezando por los corredores élite que asistieron, pero también por los influencers que participaron y que con sus publicaciones e impresiones pusieron a Cali en el ojo del mundo del running. Un dato no menor es que la maratón contó con el sello élite de World Atletics, lo que significa que quienes cumplieron con los tiempos clasificatorios mínimos lograron su cupo para participar nada más y nada menos que en la maratón de Boston, una de las más importantes del mundo.

A los caleños y en general a los vallecaucanos nos cuesta mucho ‘creernos el cuento’ y en menos de siete meses hemos hecho dos eventos muy importantes que no se hubieran logrado si no hubiéramos trabajado juntos (sectores público y privado), pero sobre todo, si no tuviéramos líderes con la capacidad de creerse el cuento e impulsarnos a creérnoslo colectivamente.

Todo tiene oportunidades de mejora, el próximo año me sueño las calles llenas de más agrupaciones culturales de las diferentes comunas de la ciudad alentando a los corredores, me sueño a más caleños saliendo a hacer barra, me sueño que este evento sea otro motivo más para sentirnos orgullos y que nos unamos para recibir a los de afuera y seguir dejando nuestra Cali bien en alto.

¡Vamos Cali!, sigamos trabajando juntos. Unámonos en lo que nos importa, nuestra Cali que, con sus dificultades y retos, tiene todo el potencial para convertirse en una ciudad en la que todos nos sintamos parte y la llevemos a su mayor potencial.

Tomado de elpais.com

 El Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer, nos da la oportunidad de reflexionar sobre los retos y avances en la atención de esta enfermedad en Cali, ciudad que -a pesar de las adversidades- continúa luchando por fortalecer su sistema de salud. La intervención gubernamental en las EPS ha expuesto aún más las fallas estructurales del sistema, como el aumento de quejas, la insuficiencia de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) para cubrir tratamientos y los retrasos en los pagos a los prestadores de servicios. Mientras que la Corte Constitucional, al declarar un “incumplimiento general” en el pago de los presupuestos máximos, subraya la urgencia de corregir las deficiencias que afectan gravemente la atención de enfermedades costosas como el cáncer.

En medio de este panorama, Cali ha demostrado que la innovación y el trabajo colaborativo pueden marcar la diferencia. Gracias a alianzas estratégicas entre empresas como Siemens, organismos internacionales como el Banco Mundial, fundaciones como ProPacífico, City Cancer Challenge y las secretarías de Salud de Cali y del Valle del Cauca, se está implementado el proyecto Breast Cancer Diagnostics Coordination, un ejemplo de resiliencia y esperanza.

Este proyecto pionero y único en Colombia, busca reducir el tiempo de diagnóstico para mujeres con sospecha de cáncer de mama, un paso clave para aumentar la sobrevida. Antes, solo el 53% de las pacientes con una mamografía o ecografía sugerente de cáncer accedía a una biopsia confirmatoria en menos de 30 días. Ahora, tras integrar datos de aseguradoras y prestadores en una base centralizada y gestionar el riesgo de manera individual y colectiva, esa cifra ha ascendido al 73%. En el último año, más de 400 mujeres que estaban fuera de la ruta o enfrentaban retrasos críticos han sido ‘rescatadas’, evitando así diagnósticos tardíos y pronósticos desalentadores.

El impacto no se limita a Cali. La estrategia se ha extendido a once municipios del Valle del Cauca y se perfila como un modelo replicable para enfermedades como el cáncer de cuello uterino, VIH y enfermedades crónicas. Este enfoque no solo mejora la detección temprana, sino que redefine la manera en que un sistema de salud, hoy fragmentado y muy golpeado, puede coordinarse para brindar atención eficiente y oportuna.

Es así como confirmamos que la lucha contra el cáncer no depende únicamente de tratamientos médicos, sino de sistemas sólidos, alianzas estratégicas y la capacidad de responder con innovación ante los desafíos. Cali le está demostrando al país y por qué no al mundo que con compromiso y colaboración es posible transformar realidades y brindar esperanza a quienes más lo necesitan.

El camino aún es largo, pero cada paso hacia un sistema de salud más inclusivo y eficiente nos acerca a un futuro en el que el cáncer deje de ser una condena y se convierta en una batalla que podemos ganar juntos.

Por: Daniel Humberto Echeverri, director Proyecto Salud de ProPacífico

Tomada de: El País.

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