Durante el III Gran Encuentro PRO que tuvo lugar en Cali, alrededor de un centenar de líderes empresariales de todo el país que hacen parte de la Red PRO reafirmaron su compromiso con el diálogo social y la generación de oportunidades. Ya son 69 programas en marcha, enfocados principalmente en empleabilidad, emprendimiento y liderazgo, que se están articulando en el marco de la estrategia Compromiso Pro, anunciada por la misma red hace un año.
A esta tercera versión asistieron representantes de toda la red, conformada por ProAntioquia, ProBarranquilla, ProBogotá, ProRisaralda, ProSantamarta, ProSantander, ProTolima; ProBoyacá como invitado especial y ProPacífico como anfitrión de este espacio, que se llevó a cabo en el Tecnocentro Somos Pacífico, en el barrio Potrero Grande, al oriente de Cali.
Durante el desarrollo de la agenda se ratificó la importancia del diálogo y la escucha como el camino para construir conjuntamente una hoja de ruta para avanzar en las transformaciones que necesita el país, con una visión de largo plazo y desde los territorios, que refleje la diversidad que nos caracteriza.
Un diálogo desde la sociedad civil, que integre las voces de empresarios, jóvenes, comunidades y lideres sociales, es la manera a través de la cual la Red Pro hace parte de las grandes conversaciones públicas que actualmente cursan en nuestro país, tales como la implementación del Plan Nacional del Desarrollo y las reformas en trámite.
Los participantes coincidieron en que estas grandes transformaciones deben partir de fortalecer lo que funciona y construir nuevas realidades a partir de los retos, pero siempre asegurando que realmente contribuyan al mejoramiento de la vida de los colombianos, a la generación de empleo formal para la población más vulnerable y mejor acceso a la salud con calidad y oportunidad para todos.
La RedPro ratifica su apoyo y compromiso con la defensa de la institucionalidad, la libre empresa, las libertades individuales y el fortalecimiento de la democracia como los pilares en los que creemos y los cuales fundamentan nuestro accionar.
Después de días de debates intensos el Congreso de la República aprobó el Plan Nacional de Desarrollo -PND-. Al revisar el texto aprobado se puede decir que al Valle del Cauca le fue bien en materia de proyectos estratégicos. El tren de cercanías, la vía Mulaló-Loboguerrero, la concesión del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón -que incluye obras para el aeropuerto de Buenaventura-, la profundización del Dragado del puerto, las vías del Samán en el norte del Valle, entre otros proyectos quedaron incluidos en el texto final aprobado.
Ahora sigue el trabajo más fuerte: seguir empujando para que estos proyectos se estructuren o finalicen su estructuración, tengan los espacios fiscales y que queden incluidos en los presupuestos anuales. Tarea no menor, ya que buena parte de los proyectos de todas las regiones fueron incluidos en el plan y los recursos disponibles son limitados. Por esto, el trabajo articulado y colaborativo que debemos seguir haciendo con el Bloque Parlamentario, la Gobernación del Valle del Cauca, las alcaldías, los gremios y ProPacífico será determinante para los siguientes pasos.
Debemos cerrar filas para que todos estos proyectos avancen y sean una realidad. Actualmente el Valle del Cauca tiene varios proyectos avanzados en sus etapas de estructuración, esto nos pone en un escenario muy distinto al de cuatrienios anteriores, lo que nos permitirá asegurar recursos para ejecución y puesta en marcha de varias de estas prioridades en los próximos tres años.
En materia de calidad educativa se identifican avances significativos para la medición y mejora del desempeño académico. En particular, quedó incluida la implementación de la evaluación de calidad en los diferentes niveles de la trayectoria educativa comprendiendo preescolar, básica primaria y secundaria, educación media y superior. Adicionalmente, es muy positivo que se haya incluido también la evaluación de competencias y habilidades socioemocionales. Esto sin duda, tendrá un impacto significativo en la formación integral de los estudiantes.
En el tema de jóvenes hay una agenda importante en términos de formación, empleabilidad y emprendimiento, además de la creación del fondo para la superación de brechas de desigualdad poblacional e inequidad territorial que incluye el fomento de oportunidades para la juventud y la renta ciudadana. Todas estas buenas políticas siempre y cuando se ejecuten pensando en la construcción de proyectos de vida para los jóvenes y los más vulnerables, y no como meras medidas asistencialistas o con fines politiqueros.
En general, queda la duda de cómo se van a operativizar muchas de las cosas que se plantean en el plan. Definidamente preocupa la puerta que se abre para que el Estado pueda contratar con las juntas administradoras u organizaciones de la economía popular. No porque esto sea malo en sí mismo, sino por el riesgo de corrupción que puede generarse. ¿El Estado tiene la capacidad de controlar y supervisar estos recursos y estos colectivos? ¿Los colectivos tienen cómo responder a los requerimientos estatales?
Las cartas están echadas y ya tenemos la hoja de ruta de este gobierno. Dejando a un lado los posibles problemas de trámite en la fase de aprobación, lo claro es que el trabajo regional debe continuar y viene la etapa más retadora para asegurar que las prioridades del Valle del Cauca y del suroccidente colombiano se materialicen, al tiempo que hacemos el debido control sobre los temas cuya implementación genera dudas.
*Tomado de elpais.com.co
El trabajo articulado y en equipo siempre será más retador que aquel que se hace de manera individual, pero también más gratificante. Cuando muchos perseguimos un objetivo común y trabajamos por él, hacemos y logramos más. La innovación y creatividad que se tienen cuando hay un grupo diverso de personas trabajando con un mismo propósito es inigualable. Sin embargo, en el trabajo conjunto los procesos son más lentos y las decisiones se deben tomar consensuadamente. El ego puede jugar malas pasadas pues suele ser más atractivo ser ‘el salvador’ que ser parte de un equipo que se salvó.
Cuando se habla esto en el ámbito político, el asunto se hace más complejo. Las personas que quieren llegar a cargos públicos tienen la necesidad de demostrar públicamente que tienen los méritos para los cargos o roles y de ganar adeptos para ser los elegidos. Deben demostrar que sus propuestas son efectivas, que tienen experiencia, que son confiables y que tienen las soluciones para las necesidades de su territorio. En paralelo y en aras de la competencia, muchos además optan por demostrar que sus oponentes no tienen las mismas cualidades.
Así, el trabajo en equipo se vuelve casi imposible y peor aún si los candidatos están en orillas políticas opuestas. No siempre es fácil diferenciar entre control político serio y lucha política sin altura que prioriza los intereses individuales y partidistas por encima del interés común. Lo cierto es que, en medio de estas pugnas, los que perdemos somos precisamente los ciudadanos, los votantes. Es decir, perdemos todos.
Entre más me involucro con los temas del desarrollo, más compruebo que la única forma de alcanzarlo es con el trabajo articulado entre el sector público, privado y la academia. Este trabajo debe estar enmarcado en planes de mediano y largo plazo, por lo que exige una continuidad y priorización de agendas. Eso requiere, además, que los mandatarios de turno tengan la grandeza de valorar el trabajo de su antecesor, así no coincidan con este ideológicamente. Si bien las nuevas ideas son válidas, se deben compartir acuerdos fundamentales y construir sobre lo construido cuando ello beneficie al ciudadano. Esto es, ponernos de acuerdo en los mínimos comunes para que no tengamos que refundar la patria cada cuatro años.
Regionalmente llevamos un buen camino recorrido en este sentido y la agenda de infraestructura es un buen ejemplo de ello. Gracias al trabajo articulado entre el Bloque Parlamentario, la Gobernación del Valle, los alcaldes, los gremios, la academia, ProPacífico y otros actores tenemos unas prioridades claras que avanzan año tras año. Igualmente, en lo ambiental, llevamos varios años trabajando en la plataforma colaborativa ‘Colectivo Río Cauca’, que empieza a dar frutos, que ya tiene prioridades para incorporar en Plan Nacional de Desarrollo, y que nos permitirá seguir impulsando la recuperación de la cuenta alta del Río Cauca.
Sin embargo, tenemos una deuda pendiente con la educación. Siendo un tema en el que muchos trabajamos, los puntajes de las Pruebas Saber nos muestran cómo la calidad en nuestro departamento está muy por debajo de lo que se merecen nuestros municipios y más retador es que no nos ponemos de acuerdo en una hoja de ruta para remar hacia el mismo lado.
Ahora que se construye el Plan Nacional de Desarrollo y elegiremos nuevos mandatarios locales se hace más importante acordar esos mínimos: la agenda común que todos vamos a empujar. Sin duda esta gran alianza público-privada-comunitaria dará los frutos que no hemos tenido aún y permitirá que nuestra región avance en la ruta del desarrollo.
*Tomado de elpais.com.co