La semana pasada a través de las redes sociales manifesté mi opinión sobre el decreto expedido por el alcalde modificando el Plan Integrado de Movilidad Urbana, Pimu. Mi preocupación tiene que ver con la eliminación de la exclusividad del MÍO dentro de la oferta de transporte de la ciudad, hecho que en mi opinión tiene como consecuencia que este pierda relevancia y deje de ser el eje estructurante del sistema integrado que se pretende implementar.
Las reacciones no se hicieron esperar. Por un lado, la administración y Metrocali afirmaron que no era cierto que este decreto implicará que el MÍO dejará de ser eje estructurante del sistema. Así mismo, señalaron que como el sistema actual no lograba absorber la demanda, era necesaria la integración con otras modalidades y, por lo tanto, esto implicaba la eliminación de la exclusividad. Esto es parcialmente cierto, ya que efectivamente es una buena decisión encaminarnos a un sistema integrado -como lo dijimos en las discusiones del acuerdo 180, hoy 0563 del Concejo-siempre y cuando el MÍO sea el eje principal de esta integración, de manera que los otros modos de transporte entren a alimentar o complementar su oferta, pero nunca a competir con el masivo.
El decreto expedido tal y como está escrito no dice nada explícito sobre lo anterior y aunque puede implicar lo señalado, puede así mismo significar un debilitamiento rotundo del MÍO si se permite que el colectivo entre en rutas que hoy son exclusivas para el masivo. Es importante esta exclusividad ya que el MÍO, en sus mejores condiciones, es mucho más eficiente para el sistema, los usuarios y para la ciudad, dado que su flota permite transportar un mayor número de pasajeros por cada vehículo, lo que se traduce en menor congestión, accidentalidad y contaminación.
Por otro lado, los usuarios tuvieron diversas reacciones. Algunos piensan que opinar que el MÍO no debe ser debilitado es considerar que el sistema actual no tiene ningún problema. Otros ven la entrada del colectivo como una salida a las ineficiencias actuales del masivo. “No más espera”, “llegar a tiempo a mi trabajo”, fueron algunas de las opiniones ciudadanas.
El MÍO tiene muchos problemas, pero la forma de solucionarlos no es implementando medidas que deterioren su oferta. Por el contrario, se necesitan más buses, más rutas, mayores frecuencias, terminar las troncales, control de la piratería, lo cual, en integración con otras modalidades complementen el servicio que los caleños necesitamos. No estamos en una elección entre el MÍO o el colectivo. Para lograr una mejor movilidad debemos tener los dos, integrados y fortalecidos.
Antes de pensar en integraciones o compra de buses, se debe asegurar que el sistema tenga el flujo de recursos necesarios para su operación, además de tratar los temas de seguridad y piratería que tanto lo afectan. El manejo de recursos no puede ser una pelea entre operadores y administración. Los recursos no son para los operadores, son para el sistema, son para que los usuarios afectados por la falta de frecuencias y calidad de los buses tengan un servicio de calidad.
Este tema tiene muchas pasiones y posiciones radicales, así mismo tiene muchas aristas para una solución comprensiva. Debemos ponernos todos del mismo lado. Del lado de Cali y de sus ciudadanos que somos todos -usemos o no el sistema-. Los efectos de lo que se haga hoy con el masivo trascienden a la administración actual y se verán por muchos años. Por esto, es importante que se conozca la estrategia de sostenibilidad y sus acciones. No sólo con los recursos del acuerdo sino con las medidas que se tomaran en el marco del mismo. Cada una de ellas podrá tener efectos posiblemente irreversibles y los caleños debemos conocerlos, comentarlos y discutir las decisiones.
*Tomado de elpais.com.co
De los 22,1 millones de colombianos que están en edad de trabajar, el 57,9% no tienen un empleo formal, entendiéndolo, entre otras cosas, como aquel que paga al menos el mínimo y todas las prestaciones sociales de ley. Al leer la reforma que el gobierno radicó en el Congreso de la República, queda la sensación de que esta sólo les habla a los colombianos empleados. Entonces, ¿cómo la actual reforma responde a las necesidades de los colombianos que hoy no hacen parte del mercado laboral formal? ¿Es esta la gran reforma que realmente necesita Colombia? Con más de medio país en la informalidad, la respuesta es: NO.
A través de Compromiso Valle –herramienta de impacto colectivo que por más de 20 meses ha buscado crear oportunidades para los más vulnerables- hemos conocido miles de historias que nos han permitido identificar la cara de la vulnerabilidad en nuestra región: en su mayoría mujeres entre 18 y 28 años, 40% de ellas sin bachillerato y la mitad de ellas con uno o más hijos y buena parte se autorreconocen como afrodescendientes. Esto es consistente con lo que el Dane nos dice cada mes cuando identifica que el mayor problema de desempleo en nuestro país y región se concentra en mujeres, afrodescendientes, con hijos. Tener esas características no puede ser una sentencia a la pobreza y ese es precisamente el ciclo que está identificado y que debemos atacar y romper.
¿Cómo les responde la reforma laboral a estas mujeres? A través de Compromiso Valle hemos entendido que estas mujeres piden flexibilidad en sus horarios porque también quieren tener tiempo para dedicarles a sus hijos. Querer tener trabajo parcial no puede ser un privilegio de las mujeres con recursos. Piden, además, un sistema de cuidado más robusto, público y privado para la primera infancia y los adultos mayores, lo cual facilitará su empleabilidad. Es increíble la cantidad de mujeres que nos dicen que no pueden acceder a los trabajos disponibles, simplemente porque no tienen con quién dejar a sus hijos, abuelos o sobrinos. Solo para citar un ejemplo, buena parte de las guarderías reciben a los niños a las 8:00 a.m., y los entregan a las 4:00 p.m., pero, ¿qué trabajo formal de tiempo completo permite que una mamá lleve y recoja a sus hijos en esa franja horaria?
Más allá de la discusión de genero, ¿qué le dice la reforma a los jóvenes que no quieren quedarse toda la vida en la misma empresa? Los jóvenes de hoy quieren flexibilidad y un Estado que facilite a empleadores y empleados el tener contratos de trabajo por horas o días. Hoy es imposible contribuir al sistema de seguridad social parcialmente. Esto sólo deja por fuera de la formalidad a muchos trabajadores, dejándolos descubiertos ante riesgos laborales y desempleo, incentivando la informalidad, y por ende condenando a la pobreza a quienes tienen estas modalidades de trabajo que no son nuevas.
Es claro que la mayor demanda de flexibilidad no implica menos derechos, sino entender nuevas formas de trabajo como, por ejemplo, el trabajo por horas tan avanzado en otros países. Los riesgos laborales tienen que ser debidamente asumidos por el que tiene la mejor capacidad para hacerlo a través del régimen actual con las ARL o a través de seguros todo riesgo. Se debe regular un seguro de desempleo y no obligar a los empleadores a tener empleados que no necesitan.
En los discursos cabe todo, pero la realidad es mucho más compleja. La reforma laboral no es una guerra entre empresarios y trabajadores. Por el contrario, puede ser una oportunidad para darle opciones de vida reales a los millones de colombianos y colombianas que hoy no tienen acceso a la formalidad, ni a sus beneficios. Esto sin acabar con las micro y pequeñas empresas en el intento.
*Tomado de elpais.com.co
En la última reunión del Bloque Parlamentario, donde estuvimos reunidos con el Director de Planeación Nacional analizando el Plan Nacional de Desarrollo y los proyectos del Valle del Cauca, hablamos de la importancia del proyecto del tratamiento secundario de la Ptar Cañaveralejo para la descontaminación del río Cauca. Un proyecto que tiene un impacto significativo a nivel nacional.
El Director señaló que era inviable que la Nación cofinanciara todas las plantas de tratamiento de aguas residuales que necesita el país. Sin embargo, se le aclaro que esta no es cualquier Ptar. Cali es el mayor contaminador del río Cauca, el río después de pasar por Cali ha llegado a presentar condiciones extremas de contaminación y pérdida de ecosistemas. Esto, representado técnicamente en los valores de oxígeno disuelto de hasta 1,5 mg/L en épocas de verano, entre las estaciones de monitoreo de paso de La Torre y Riofrío, es decir, que el río se encuentra muerto y solo logra volver a tener valores óptimos de oxígeno disuelto (mayores a 4 mg/L) hasta después de La Virginia.
Y es que el río Cauca no es cualquier río, pues, con sus más de 950 kilómetros de longitud, es uno de los diez grandes ríos de Colombia y su importancia para el Valle del Cauca y cerca de siete departamentos aguas abajo es evidente. Es fuente abastecedora de actividades productivas de gran importancia para la economía local y nacional, y para el suministro de agua para consumo humano para muchas ciudades incluyendo por supuesto Cali.
En ese contexto, la Ptar Cañaveralejo es un proyecto estratégico no sólo para el Valle del Cauca sino para la nación. Lo preocupante, es que así logremos incluirlo en el PND, pasarán varios años para que podamos empezar a dejar de contaminar el río. El primer paso es que Emcali se encargue de la repotencialización del tratamiento primario. Lo segundo y no menos importante, es que el proyecto de tratamiento secundario debe ser estructurado en fase tres.
Desde que se creó el Colectivo Río Cauca -plataforma colaborativa para la recuperación de la cuenca alta del río- hace cinco años, se está oyendo de la necesidad de esta Ptar. La CVC siempre ha estado dispuesta a financiar sus estudios y diseños, sin embargo, Emcali siempre dijo que se encargaría del asunto. Lo cierto es que, hasta tanto no se tengan estudios, no hay hoy un proyecto a financiar. La buena noticia es que se ha concertado en el marco del Colectivo Río Cauca que la CVC se encargue de la estructuración en fase tres. Tristemente, perdimos al menos tres años, por lo que debemos tener celeridad en el desarrollo de los estudios para iniciar lo más pronto posible la ejecución de uno de los proyectos más importantes del suroccidente de Colombia en materia ambiental.
Pero si esto no fuera suficientemente frustrante, hay que mencionar que buena parte de la financiación de este proyecto está asegurada, ya que el Conpes 3858 estipula que los intereses del crédito que Emcali tiene con la nación deben ser devueltos en proyectos de saneamiento básico a la ciudad. Entonces, ¿qué proyecto puede ser más importante para financiar con estos recursos?
Es inconcebible que hayamos perdido tanto tiempo, esto sin contar con la necesidad también de la Ptar del sur, la cual fue discutida en el anterior PND y a la fecha tampoco tiene estudios de factibilidad. Los asuntos ambientales deben ser prioritarios y todos debemos cerrar filas para ponerlos en los primeros lugares de la lista de prioridades. Esperamos el apoyo tanto de los ministros de Hacienda y de Vivienda y el Director de Planeación Nacional para que podamos por fin, empezar a descontaminar nuestro río Cauca.
*Tomado de elpais.com.co